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Anatomía y Fisiología

El extremo móvil del músculo que se une al hueso del que se tira se denomina inserción del músculo, y el extremo del músculo que se une a un hueso fijo (estabilizado) se denomina origen.

Aunque varios músculos pueden participar en una acción, el músculo principal implicado se denomina motor principal o agonista. Durante la flexión del antebrazo, por ejemplo al levantar una taza, un músculo llamado bíceps braquial es el principal impulsor. Como puede ser asistido por el braquial, éste se denomina sinergista en esta acción (figura 11.1.1). Un sinergista también puede ser un fijador que estabiliza el origen del músculo.

Este diagrama muestra dos manos separadas que sostienen un vaso de líquido. Los músculos del bíceps están resaltados en rosa.
Figura 11.1.1 – Motores principales y sinérgicos: El bíceps braquial flexiona la parte inferior del brazo. El brachoradialis, en el antebrazo, y el brachialis, situado en la profundidad del bíceps en la parte superior del brazo, son sinergistas que ayudan en este movimiento.

Un músculo con la acción opuesta al motor principal se llama antagonista. Los antagonistas desempeñan dos papeles importantes en la función muscular: (1) mantienen la posición del cuerpo o de la extremidad, como mantener el brazo extendido o estar erguido; y (2) controlan el movimiento rápido, como en el boxeo de sombra sin dar un golpe o la capacidad de controlar el movimiento de una extremidad.

Por ejemplo, para extender la pierna a la altura de la rodilla, se activa un grupo de cuatro músculos llamados cuádriceps femoral en el compartimento anterior del muslo (y se llamarían agonistas de la extensión de la pierna a la altura de la rodilla). Un conjunto de antagonistas llamados isquiotibiales en el compartimento posterior del muslo se activan para frenar o detener el movimiento.

Estos términos se invierten para la acción contraria, la flexión de la pierna en la rodilla. En este caso los isquiotibiales se llamarían agonistas y el cuádriceps femoral se llamaría antagonista.

También hay músculos que no tiran contra el esqueleto para los movimientos, como los músculos de las expresiones faciales. Las inserciones y los orígenes de los músculos faciales están en la piel, de modo que ciertos músculos individuales se contraen para formar una sonrisa o un ceño fruncido, formar sonidos o palabras y levantar las cejas. También hay músculos esqueléticos en la lengua, y los esfínteres urinario y anal externos que permiten regular voluntariamente la micción y la defecación, respectivamente.

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