Antibióticos para usar en caso de infección dental
Antibióticos para la infección dental – Una infección dental, que también se conoce como «diente abscesado» es el resultado de la caries dental y de una mala higiene oral. Las intervenciones dentales previas o las lesiones traumáticas son otras posibles razones de las infecciones dentales. La hinchazón, el dolor y la sensibilidad son los resultados normales relacionados con el diente infectado.
Cuando esta infección no se trata a tiempo, puede extenderse a otras zonas de la mandíbula o, a veces, incluso al cerebro (en circunstancias extremas).
¿Qué antibióticos funcionan mejor para las infecciones dentales?:
Para llegar a una conclusión primero tenemos que entender algunas cosas.
En primer lugar, la gravedad de las infecciones dentales depende de cada persona, y tiene que ser tratada por su dentista. Cuando vaya a la revisión, asegúrese de conocer el tipo de absceso/infección que padece. El antibiótico a utilizar depende del diagnóstico final. Es fundamental analizar qué antibiótico será adecuado para una infección concreta. Además, el mal uso de los antibióticos puede poner en riesgo al paciente. La resistencia a los fármacos por parte de una determinada bacteria es un gran inconveniente. Por lo tanto, analizar el diagnóstico y prescribir el antibiótico en consecuencia es el primer paso.
Algunas indicaciones de la dosis de diferentes antibióticos son las siguientes:
Doxiciclina 100 mg una vez al día. Es la dosis más baja de todos los antibióticos.
Amoxicilina 500 mg tres veces al día.
Penicilina VK 300-600 mg cuatro veces al día.
Cefalexina 250-500 mg cuatro veces al día.
Eritromicina 250-500 mg cuatro veces/día.
Metronidazol 250-500 mg tres veces/día.
Tetraciclina 250-500 mg cuatro veces/día.
Clindamicina 150-300 mg cuatro veces/día.
Algunas cosas a tener en cuenta son:
*¿Cuáles son los signos y síntomas?
*Se trata de un diagnóstico que un dentista ve con regularidad, ya que algunas afecciones que ve no necesitan antibióticos, y luego otras sí necesitan ser tratadas bajo la cobertura de antibióticos.
El dentista podría simplemente drenar la zona infectada, eliminar la zona infectada del diente, o simplemente arreglarlo mediante el tratamiento de conductos. Los dentistas generalmente evitan recomendar antibióticos, a menos que la naturaleza de la propagación de la infección sea grave, o si la persona que sufre tiene un sistema inmunológico debilitado.
Algunos ejemplos que explican la necesidad de antibióticos en las infecciones dentales:
En caso de dolor espontáneo, el diagnóstico suele estar relacionado con la inflamación pulpar. Esta inflamación pulpar no tiene necesariamente bacterias. De ahí que los antibióticos no sirvan en estos casos.
En los otros casos, en los que el dolor es de tipo crónico y la prueba de sensibilidad resulta negativa, existe la posibilidad de que la pulpa esté muerta, y esta zona de necrosis se haya convertido en el hogar de alguna bacteria. En este caso, aunque las bacterias estén presentes causando la infección en la zona pulpar, la fuente de infección en la mayoría de los casos es el propio diente. Como la pulpa está muerta, no hay suministro de sangre, por lo que la infección no es sistémica. También en estos casos, los antibióticos no sirven de nada, ya que el fármaco no puede llegar de forma sistémica a la zona de la infección donde no hay riego sanguíneo.
Entonces surge la pregunta: ¿Cuándo se debe usar un antibiótico?
Sólo se debe usar un antibiótico cuando el origen de la infección es sistémico. En la mayoría de los casos, las infecciones agudas son graves, presentan una inflamación extrema y se extienden sobre todo a las regiones externas del diente. Estos casos deben ser tratados bajo cobertura antibiótica.
Un estudio ha revelado que los pacientes que tenían afectación sistémica y presentaban algunos signos cardinales de infección, se recuperaban más rápidamente cuando eran tratados con antibióticos que los que no lo eran.
En cambio, los pacientes cuya infección se limitaba a la estructura dental, cuando se trataban adecuadamente, sin utilizar antibióticos, se recuperaban más rápidamente que los que se trataban sólo con un antibiótico.
Por lo tanto, la clave es que en ambos casos se aplicaba el tratamiento adecuado dependiendo del origen del ataque. Por lo tanto, la prioridad es tratar la fuente de infección.
Ahora que está claro que tratar la fuente es importante para decidir si un antibiótico tendrá efecto o no. Ahora discutiremos qué antibiótico es el más efectivo?
El mayor hallazgo es que si se realiza el tratamiento adecuado, la elección del antibiótico realmente afecta al tiempo de resolución más que al resultado. Por lo tanto, junto con el tratamiento adecuado, los antibióticos deben utilizarse como un complemento.
Para la mayoría de las infecciones dentales, la penicilina parece ser un fármaco de primera elección muy popular.
Ahora, aquí también, los estudios muestran que entre el 19 y el 38% de las cepas de microbios cultivados se encontraron resistentes a la penicilina. Pero, cuando se realizó un tratamiento adecuado y se utilizó la Penicilina como antibiótico adjunto, el resultado fue positivo. Una vez más, se demostró que el tratamiento adecuado era la medida más importante y que el antibiótico era sólo de apoyo.
Sin embargo, cuando un paciente es muy alérgico y sensible a la Penicilina, entonces hay que dar una alternativa adecuada. En caso de resistencia extrema a la Penicilina, para algunos la Clindamicina funciona bien, mientras que para otros la Eritromicina se convierte en el fármaco de elección. El Metronidazol también es utilizado por muchos dentistas en diversas infecciones periodontales, sin embargo, no es la primera opción de tratamiento ya que no es adecuado para todo el mundo.
¿Cuál debe ser la dosis efectiva de los antibióticos?
Aunque no está muy claro, según la literatura en la mayoría de los casos, 2-3 días de medicación son adecuados. Sin embargo, cuando el tratamiento no se hace correctamente, la cobertura antibiótica puede ser necesaria hasta 7 días.
Según las notas del estudio International Dental Journal, la mayoría de las infecciones agudas se resuelven en 3-7 días.