Cómo Theodor Geisel se convirtió en el Dr. Seuss
Theodor Geisel, conocido hoy como el Dr. Seuss, fue un estudiante de literatura inglesa en su juventud. Mientras asistía a Oxford para obtener un doctorado en la década de 1920, su futura esposa le convenció para que persiguiera sus sueños como escritor e ilustrador. Regresó a Estados Unidos con poca experiencia, salvo una temporada como editor de la revista de humor de Dartmouth, Jack-O-Lantern. Envió trabajos a editoriales y publicaciones periódicas. Fue un largo camino, pero finalmente debutó con una viñeta en el número del 16 de julio de 1927 del Saturday Evening Post. La paga fue de 25 dólares, suficiente estímulo para que el joven dibujante se trasladara a Nueva York para tomarse en serio sus sueños.
Geisel tomó el nombre de «Seuss» por parte de su madre. Sin embargo, la historia detrás del apodo es mucho más profunda que eso. Mientras estudiaba en Dartmouth durante la Ley Seca, le pillaron una noche bebiendo ginebra con sus compañeros. Ser sorprendido con contrabando era un delito grave en aquella época. No fue expulsado, pero se vio obligado a renunciar a sus actividades extracurriculares, incluido su puesto de redactor jefe del Jack-O-Lantern. Como no estaba dispuesto a renunciar, Theodor Geisel encontró una forma inteligente de seguir participando: seguiría escribiendo, pero no con su propio nombre. Y así es como nació el Dr. Seuss.
El ahora famoso nombre sufrió algunos cambios en el camino. La verdadera pronunciación de Seuss, el apellido de origen alemán, rima con «voz». Desde el principio, la mayoría de los lectores lo pronunciaron erróneamente como lo haríamos usted o yo, dejando que el seudónimo rimara con «juice». Geisel pronto aceptó la interpretación más popular al final, apreciando su parecido con la ficticia narradora de cuentos infantiles, Mamá Ganso.
Unos meses después de su traslado a Nueva York, Geisel consiguió un trabajo en la revista Judge. Con el tiempo, aplicaría el seudónimo Dr. Seuss a su trabajo en la publicación. Aquí, Geisel comenzó a perfeccionar su estilo ilustrativo distintivo, como puede verse en trabajos como esta portada de 1933 para la revista. Geisel también encontró lucrativos proyectos paralelos en trabajos publicitarios, ilustrando y prestando su visión a destacadas empresas como GE, NBC y Standard Oil.
Hubo un lapso de diez años entre el traslado de Theodor Geisel a Nueva York y la publicación de su primer libro infantil. El autor se acostumbró al rechazo; más de dos docenas de editoriales rechazaron su primer manuscrito. Lo que hoy hace atractivo un libro del Dr. Seuss -su sentido del juego, su negativa a sermonear a los niños- era exactamente lo que los editores temían. Si no fuera por un roce casual con un editor y antiguo compañero de Dartmouth en la calle, sería difícil conocer el destino del Dr. Seuss. «Si hubiera caminado por el otro lado de la Avenida Madison», dijo Geisel, «hoy estaría en el negocio de la tintorería».
El manuscrito de Seuss, sobre un niño que hila una historia falsa y compleja para su padre, se consideró confuso para los editores, acostumbrados a encontrar moralejas en sus libros infantiles. Los libros del Dr. Seuss no están exentos de lecciones para los niños, pero están escritos entendiendo que los niños se merecen una buena historia sin más, sin que, como él decía, se les dé un sermón.
El libro también costó mucho trabajo. Geisel era un perfeccionista, y pasó seis meses para conseguir que su debut, Y pensar que lo vi en la calle Mulberry, quedara bien, revisando y consultando con su mujer cada línea de sus versos. El libro tuvo una buena acogida, y Geisel contó con algunos defensores de la originalidad del libro. A la bibliotecaria y educadora Anne Carroll Moore le pareció un gran libro, e incluso envió un ejemplar a Beatrix Potter, que también admiraba al autor infantil en ciernes. Después de una batalla tan larga con los editores, es fácil imaginar por qué Geisel fue receptivo a la recepción positiva. Incluso se aprendió de memoria una crítica positiva de una sola frase sobre Mulberry Street publicada en el New Yorker, que conservó durante toda su vida.
Después de Mulberry Street, Geisel escribió tres libros más en prosa. Uno de ellos fue un libro para adultos titulado The Seven Lady Godivas, en el que intentaba ilustrar a mujeres desnudas. El libro se vendió mal, y Geisel se referiría más tarde al libro como su «mayor fracaso». Hoy en día los ejemplares del libro pueden venderse por cientos de dólares.
¿Pero qué es una pequeña metedura de pata aquí, o un periodo de ansiedad allá, para el legado del Dr. Seuss? Hoy sigue siendo uno de los autores más famosos del mundo anglosajón, habiendo vendido más de 600 millones de libros. El amor, la suerte, el trabajo… todos contribuyen a los logros del Dr. Seuss, ninguno más importante que el otro. Que haya una moraleja importa menos que la historia sea buena.