Calle de París, día de lluvia (1877)
Antecedentes
Influido por las tradiciones del arte académico promovido por la Escuela de Bellas Artes, donde se formó con León Bonnat (1833-1922), Gustave Caillebotte pertenecía al ala realista del movimiento impresionista. Así, se sintió más atraído por el estilo de Manet (1830-83) y Degas (1834-1917) que por el de Monet, Renoir o Pissarro. Su pintura realista le dio un aire natural al arte moderno, sobre todo porque, al igual que sus predecesores Jean-Francois Millet (1814-75) y Gustave Courbet (1819-77), pretendía pintar el mundo tal y como existía, y no como debería ser. Sin embargo, cabe señalar que su estilo podía variar considerablemente. Así, obras como La Place Saint-Augustin, tiempo de niebla (1878, Colección particular), son considerablemente más impresionistas que Joven en su ventana (1875, Colección particular) o Los rascadores del suelo (1875, Museo de Orsay). Además de producir una serie de destacados cuadros modernos, el acaudalado Caillebotte también actuó como mecenas extraoficial de sus colegas artistas, comprando un gran número de cuadros impresionistas y haciendo donaciones de dinero cuando era necesario. Algunas de las obras que adquirió fueron El balcón (1868-9) de Manet; Baile en Le Moulin de la Galette (1876) y El columpio (1876) de Renoir; Los tejados rojos (1877) y Huerto con árboles en flor, primavera, Pontoise (1877) de Pissarro.
Nota: Para conocer la historia completa detrás del Impresionismo y el pequeño grupo de pintores parisinos que lo crearon, vea nuestra serie de 10 partes, que comienza: Impresionismo: Orígenes, influencias.
En esta obra maestra, Caillebotte imparte una inusual monumentalidad y virtuosismo compositivo al tipo de escena cotidiana típica favorecida por los impresionistas, en este caso, los nuevos y audaces bulevares introducidos por el barón Haussmann (1809-91) que transformaron el paisaje de París. El efecto es a la vez real y artificioso, casual y coreografiado. Sus figuras, curiosamente distanciadas, reflejan el anonimato engendrado por los bulevares, mientras que la vista elegida acentúa la enorme escala del desarrollo arquitectónico que empequeñece las figuras humanas que rodea. Muchas de estas figuras aparecen aisladas y absortas en sus propios pensamientos, con expresiones abatidas, mientras parecen ir deprisa en lugar de pasear. El aspecto recortado y el efecto fotorrealista del cuadro contribuyen a su «aspecto moderno». Obsérvese también que, aunque se asocia con la escuela del impresionismo, «Calle de París, día de lluvia» se caracteriza más por su realismo y su confianza en la línea, que por la pincelada suelta típica del lenguaje impresionista. Para más información, véase: Características del Impresionismo (1870-1930) y Del Realismo al Impresionismo (1830-1900).