Cisplatina
La Banda Oriental siempre fue una zona fronteriza disputada entre los imperios español y portugués, escasamente poblada. En el Primer Tratado de San Ildefonso de 1777 se otorgó el control de la zona a España.
En 1811, José Gervasio Artigas, que se convirtió en el héroe nacional uruguayo, lanzó una exitosa revuelta contra España, derrotándola el 18 de mayo en la Batalla de Las Piedras. En 1813, la Banda Oriental pasó a llamarse Provincia Oriental, formando parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1814, Artigas formó la Liga Federal de la que fue declarado Protector.
El constante crecimiento de la influencia y el prestigio de la Liga Federal asustó a la Monarquía Luso-Brasileña (por su republicanismo), y en agosto de 1816 invadieron la Provincia Oriental, con la intención de destruir al protector y su revolución. La fuerza expedicionaria luso-brasileña, gracias a su superioridad material y a su experiencia y organización militar (incluyendo en parte su experiencia bélica europea), ocupó Montevideo el 20 de enero de 1817, y finalmente, tras una lucha de tres años en el campo, derrotó a las fuerzas pro-Artigas en la batalla de Tacuarembó.
En 1821, la Provincia Oriental del Río de la Plata (actual Uruguay), fue anexionada por Portugal al territorio brasileño (Brasil era un territorio portugués en esa época) bajo el nombre de Província Cisplatina. Portugal justificó la incorporación de la provincia mediante la aclamación general de una Asamblea de «notables orientales» el 18 de julio de 1821.
Los límites de Cisplatina eran: al este el Océano Atlántico, al sur el Río de la Plata, al oeste el Río Uruguay y al norte el Río Cuareim hasta la Cuchilla de Santa Ana. Esto significa que los territorios que antes pertenecían a la Provincia Oriental habían sido anexados a la jurisdicción de Rio Grande do Sul.
Brasil se convirtió en una nación independiente en 1822. El 15 de septiembre de 1823, el enviado del presidente argentino Bernardino Rivadavia, Valentín Gómez, escribió un memorándum en Río de Janeiro en el que se afirmaba que la Provincia Oriental siempre había pertenecido al territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, actual Argentina. Gómez recibió esta respuesta:
«La incorporación de la Provincia Cisplatina al Imperio es un acto de la libre voluntad de todos sus habitantes, y el Brasil, por los sacrificios que ha hecho, está resuelto a defender ese territorio, no permitiendo que se levante de nuevo la opinión respecto a la incorporación de ese Estado a las Provincias Unidas. (…) el Gobierno de H.I.M. (…) no puede entrar con el de Buenos Aires en negociaciones que tengan como base fundamental la cesión del Estado Cisplatino, cuyos habitantes no deben salir.»
Como reacción un grupo de nobles uruguayos, los Treinta y Tres Orientales liderados por Juan Antonio Lavalleja declararon la independencia el 25 de agosto de 1825 apoyados por las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Esto dio lugar a la Guerra Cisplatina de 500 días. A pesar de la victoria argentina en la batalla de Ituzaingó, ninguno de los dos bandos se impuso, y en 1828 el Tratado de Montevideo, propiciado por el Reino Unido, dio origen a Uruguay como estado independiente, y -más importante para los objetivos británicos planificados- estableció el estatus internacional del Río de la Plata, para que el comercio internacional fuera más fácil de realizar.