Desarrollo del cerebro
Desde el nacimiento hasta los 5 años, el cerebro de un niño se desarrolla más que en cualquier otro momento de su vida. Y el desarrollo temprano del cerebro tiene un impacto duradero en la capacidad del niño para aprender y tener éxito en la escuela y en la vida. La calidad de las experiencias de un niño en los primeros años de vida -positivas o negativas- ayuda a moldear el desarrollo de su cerebro.
Mira nuestro vídeo sobre el desarrollo del cerebro en la primera infancia:
El 90% del crecimiento del cerebro se produce antes del jardín de infancia
Al nacer, el cerebro de un bebé medio es aproximadamente una cuarta parte del tamaño del cerebro medio de un adulto. Increíblemente, duplica su tamaño en el primer año. Sigue creciendo hasta alcanzar el 80% del tamaño de un adulto a los 3 años y el 90% -casi completo- a los 5 años.
El cerebro es el centro de mando del cuerpo humano. Un bebé recién nacido tiene todas las células cerebrales (neuronas) que tendrá durante el resto de su vida, pero son las conexiones entre estas células las que realmente hacen funcionar el cerebro. Las conexiones cerebrales nos permiten movernos, pensar, comunicarnos y hacer casi todo. Los primeros años de la infancia son cruciales para establecer estas conexiones. Cada segundo se crean al menos un millón de nuevas conexiones neuronales (sinapsis), más que en cualquier otro momento de la vida.
Las distintas áreas del cerebro son responsables de diferentes habilidades, como el movimiento, el lenguaje y las emociones, y se desarrollan a ritmos diferentes. El desarrollo del cerebro se construye sobre sí mismo, ya que las conexiones acaban enlazándose entre sí de forma más compleja. Esto permite al niño moverse, hablar y pensar de forma más compleja.
Los primeros años son la mejor oportunidad para que el cerebro de un niño desarrolle las conexiones que necesita para ser un adulto sano, capaz y con éxito. Las conexiones necesarias para muchas habilidades importantes de nivel superior, como la motivación, la autorregulación, la resolución de problemas y la comunicación, se forman en estos primeros años, o no se forman. Es mucho más difícil que estas conexiones cerebrales esenciales se formen más tarde en la vida.
Cómo se construyen las conexiones cerebrales
Desde el nacimiento, los niños desarrollan conexiones cerebrales a través de sus experiencias cotidianas. Se construyen a través de las interacciones positivas con sus padres y cuidadores y utilizando sus sentidos para interactuar con el mundo. Las experiencias diarias de un niño pequeño determinan qué conexiones cerebrales se desarrollan y cuáles durarán toda la vida. La cantidad y la calidad del cuidado, la estimulación y la interacción que reciben en sus primeros años marcan la diferencia.
Relaciones afectuosas y receptivas
Las relaciones de un niño con los adultos de su vida son las que más influyen en su desarrollo cerebral. Las relaciones afectuosas con adultos receptivos y confiables son esenciales para el desarrollo saludable de un niño. Estas relaciones comienzan en el hogar, con los padres y la familia, pero también incluyen a los cuidadores de niños, a los profesores y a otros miembros de la comunidad.
Desde el nacimiento, los niños pequeños invitan a relacionarse con sus padres y otros cuidadores adultos. Los bebés lo hacen arrullando, sonriendo y llorando. Los niños pequeños comunican sus necesidades e intereses de forma más directa. Cada una de estas pequeñas invitaciones es una oportunidad para que el cuidador responda a las necesidades del niño. Este proceso de «servir y devolver» es fundamental para el cableado del cerebro. Los padres y cuidadores que prestan atención, responden e interactúan con su hijo están construyendo literalmente el cerebro del niño. Por eso es tan importante hablar, cantar, leer y jugar con los niños pequeños desde el día en que nacen, darles oportunidades de explorar su mundo físico y proporcionarles entornos seguros, estables y enriquecedores.
Experiencias infantiles adversas
Los niños que experimentan más interacciones positivas en sus primeros años de vida son más sanos y tienen más éxito en la escuela y en la vida. Desgraciadamente, lo contrario también es cierto. La pobreza, la exposición a la violencia familiar y la falta de acceso a experiencias de aprendizaje temprano de calidad pueden tener un impacto negativo en el desarrollo temprano del cerebro de un niño y, por consiguiente, en su éxito a largo plazo.
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Más sobre el desarrollo del cerebro
- Centro sobre el Niño en Desarrollo, Universidad de Harvard
- «Baby Brain Map» – ZERO TO THREE
- «The Importance of Everyday Interactions for Early Brain Development»
- «Building Lifelong Health by Protecting Young Brains» – Academia Americana de Pediatría
Alfabetización temprana
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