Diagnóstico del síndrome de la cirugía fallida de la espalda
Los médicos del NYU Langone ofrecen un diagnóstico experto del síndrome de la cirugía fallida de la espalda, que implica un dolor crónico de cuello, espalda o piernas que se produce después de una cirugía para corregir un problema de espalda, como la estenosis espinal. Estas cirugías comunes de la columna vertebral incluyen la descompresión para aliviar la presión sobre los nervios o la médula espinal, la extirpación de un trozo de hueso o de espolones óseos, la fusión o la extirpación de discos, y una combinación de estos procedimientos.
La columna vertebral está compuesta por 33 huesos llamados vértebras. Estas vértebras están apoyadas y separadas por discos, que están hechos de cartílago y tejido. Los discos sirven como sistema de absorción de impactos de la columna vertebral y protegen los nervios. Los ligamentos y los músculos sostienen la columna vertebral, permitiéndole doblarse y girar.
La columna vertebral tiene cinco segmentos: la columna cervical, o cuello; la columna torácica, o parte superior de la espalda; la columna lumbar, o parte inferior de la espalda; el sacro, que se encuentra en la base de la columna vertebral y forma parte de la pelvis; y el cóccix, que se encuentra en la parte inferior de la columna vertebral y a veces se denomina coxis.
El término «síndrome de la cirugía fallida de la espalda» se utiliza a veces de forma incorrecta para describir cualquier dolor que se produzca después de la cirugía de la espalda. El dolor crónico continuado después de la cirugía puede o no estar causado por el fracaso del procedimiento para corregir el problema.
Por ejemplo, una persona puede tener dolor de espalda o de piernas que en realidad está causado por problemas en las caderas. Esta persona puede entonces experimentar un empeoramiento de la condición original después de la cirugía, o esta persona puede tener la enfermedad del segmento adyacente, en la que él o ella experimenta dolor y problemas con un disco que está cerca de la ubicación de una cirugía anterior.
Los cirujanos del Centro Ortopédico Langone de la NYU pueden determinar si el dolor persistente después de la cirugía es causado por el síndrome de la cirugía fallida de la espalda. Los síntomas pueden incluir un dolor crónico en la espalda, el cuello o las piernas, que puede ser sordo o agudo, doloroso, ardiente o irradiado. El dolor puede continuar después de la cirugía o reaparecer varios días o semanas después. Puede empeorar a medida que el tejido cicatricial se acumula en las raíces nerviosas de la columna vertebral, que se extienden desde la médula espinal.
Historia médica
Su médico del NYU Langone le pregunta sobre su diagnóstico original y revisa el informe quirúrgico para determinar cómo se realizó el procedimiento.
Le pregunta si experimenta pesadez, entumecimiento o debilidad en los brazos o las piernas. El médico también quiere saber la ubicación y el nivel de su dolor y si es agudo o sordo, continuo o intermitente, y localizado o irradiado. Por último, el médico quiere saber si el dolor empeora cuando se pone de pie o camina y si disminuye o desaparece cuando se sienta.
Toda esta información puede ayudar a su médico a determinar la causa de sus síntomas.
Examen físico
Su médico realiza un examen físico para determinar y evaluar el origen del dolor de espalda. Puede buscar restricciones de movimiento en la columna o el cuello y debilidad en los brazos o las piernas. Es posible que le pida que camine o se agache, para que su médico pueda ver su columna vertebral en movimiento.
Durante el examen físico, su médico puede realizar una evaluación neurológica para determinar si el daño nervioso está causando sus síntomas. Estas pruebas indoloras pueden implicar el uso de un pequeño martillo para probar partes de su cuerpo en busca de reflejos nerviosos que no respondan, lo que puede indicar un nervio pellizcado.
El médico también puede exponer la piel a estímulos, como un instrumento metálico frío, para determinar si la sensibilidad está afectada. Para evaluar la debilidad, que puede ser causada por la compresión del nervio, el médico puede pedirle que mueva ciertos grupos musculares o que empuje hacia atrás cuando ejerza presión sobre los músculos.
El médico también puede solicitar una o más pruebas de imagen para evaluar la columna vertebral.
Rayos X e imágenes EOS
Los ortopedistas suelen recomendar primero los rayos X, que son imágenes bidimensionales del interior del cuerpo.
Una técnica más reciente llamada imágenes EOS® es un tipo de rayos X que crea imágenes tridimensionales de todo el cuerpo, incluyendo la columna vertebral y los tejidos blandos cercanos. Puede ayudar a determinar si una mala alineación de la columna vertebral es un factor que contribuye al dolor y la discapacidad continuos. Puede ayudar a los médicos a planificar una alineación precisa para la cirugía.
Las imágenes de EOS® utilizan mucha menos radiación que una radiografía estándar. El NYU Langone es uno de los primeros centros médicos de la ciudad de Nueva York y de los Estados Unidos en utilizar esta tecnología.
Radiografía
Su médico puede recomendarle una resonancia magnética, que utiliza un campo magnético y ondas de radio para crear imágenes detalladas de los ligamentos, los discos y los tejidos blandos de la columna vertebral. Esta prueba proporciona imágenes más claras de los tejidos blandos que una tomografía computarizada.
La resonancia magnética puede identificar los discos abultados o desviados, que se producen cuando la parte interna de un disco sobresale a través de los anillos externos del disco -a menudo debido a una lesión o debilidad- causando dolor de espalda.
Tomografía computarizada
Una tomografía computarizada -que utiliza rayos X para crear imágenes transversales y tridimensionales de la columna- puede proporcionar mejores imágenes de los huesos que una resonancia magnética. Puede utilizarse para identificar espolones óseos, que son crecimientos que pueden desarrollarse en los huesos de la columna vertebral, y para determinar si tiene algún hueso fracturado o vértebra desplazada.
A veces, las personas con marcapasos no pueden someterse a una resonancia magnética, por lo que se realiza un TAC en su lugar.
Exploraciones óseas
A veces se realiza una exploración ósea para identificar cambios en el hueso, como fracturas en la columna vertebral. Esto ayuda al médico a determinar si una nueva lesión es la causa de sus síntomas.
En esta prueba, el médico inyecta una sustancia llamada trazador en una vena del brazo. El trazador viaja a través de la sangre hasta los huesos, donde se acumula en zonas con cambios llamados «puntos calientes». Esto puede ayudar al médico a identificar fracturas que no son visibles en las radiografías.