¿Esposo o esposa deprimidos? Puede que usted tampoco se sienta tan bien

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Benazon, junto con el doctor James C. Coyne, de la Universidad de Pensilvania, estudiaron 79 parejas que encontraron a través de dos clínicas de trastornos del estado de ánimo. Más del 90% de las parejas estaban casadas; 30 de ellas incluían un marido clínicamente deprimido, y el resto una esposa clínicamente deprimida. Sólo el 6% de los miembros deprimidos del grupo sufría una depresión grave. «Aun así, no estamos hablando de personas que sufren de melancolía, sino de una depresión real y diagnosticada», dice Benazon, cuyo estudio se publicó en el Journal of Family Psychology.

Los investigadores encontraron un alto nivel de angustia entre las personas que viven con un cónyuge deprimido debido a la mayor responsabilidad y cargas que conlleva vivir con alguien con depresión.

«Vivir con una persona deprimida es un reto», dice Benazon, «y algunos creen que salir con una persona deprimida hará que luego te angusties de alguna manera. Eso no es exactamente lo que ocurre». Más bien, dice, cuando se vive con una persona deprimida, se acaba cargando con más responsabilidad en la crianza de los hijos y en los problemas del hogar, y se puede llegar a estar socialmente aislado. «Eso es lo que explica que el cónyuge no deprimido se angustie a sí mismo, no sólo los efectos de la depresión de una persona que se desgasta en la otra», dice Benazon.