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Generalidades
La seguridad y la eficacia de lidocaine HCl dependen de la dosis adecuada, la técnica correcta, las precauciones adecuadas y la preparación para emergencias. Deben consultarse los libros de texto estándar para conocer las técnicas y precauciones específicas para los distintos procedimientos de anestesia regional.
El equipo de reanimación, el oxígeno y otros medicamentos de reanimación deben estar disponibles para su uso inmediato (ver ADVERTENCIAS y REACCIONES ADVERSAS). Debe utilizarse la dosis más baja que dé lugar a una anestesia eficaz para evitar niveles plasmáticos elevados y efectos adversos graves. También deben realizarse aspiraciones con jeringa antes y durante cada inyección suplementaria cuando se utilicen técnicas de catéteres permanentes. Durante la administración de la anestesia epidural, se recomienda administrar inicialmente una dosis de prueba y vigilar al paciente para detectar la toxicidad del sistema nervioso central y la toxicidad cardiovascular, así como los signos de administración intratecal involuntaria, antes de continuar. Cuando las condiciones clínicas lo permitan, debe considerarse la posibilidad de emplear soluciones anestésicas locales que contengan epinefrina para la dosis de prueba, ya que los cambios circulatorios compatibles con la epinefrina pueden servir también como señal de advertencia de una inyección intravascular no intencionada. Una inyección intravascular sigue siendo posible incluso si las aspiraciones de sangre son negativas. Las dosis repetidas de lidocaína HCl pueden causar aumentos significativos en los niveles sanguíneos con cada dosis repetida debido a la lenta acumulación del fármaco o sus metabolitos. La tolerancia a los niveles sanguíneos elevados varía según el estado del paciente. A los pacientes debilitados y de edad avanzada, a los pacientes con enfermedades agudas y a los niños se les debe administrar dosis reducidas acordes con su edad y estado físico. El HCl de lidocaína también debe utilizarse con precaución en pacientes con shock grave o bloqueo cardíaco.
La anestesia epidural lumbar y caudal debe utilizarse con extrema precaución en personas con las siguientes condiciones: enfermedad neurológica existente, deformidades espinales, septicemia e hipertensión grave.
Las soluciones anestésicas locales que contengan un vasoconstrictor deben utilizarse con precaución y en cantidades cuidadosamente circunscritas en las zonas del cuerpo abastecidas por arterias terminales o que tengan un suministro de sangre comprometido de otro modo. Los pacientes con enfermedad vascular periférica y aquellos con enfermedad vascular hipertensiva pueden mostrar una respuesta vasoconstrictora exagerada. Pueden producirse lesiones isquémicas o necrosis. Los preparados que contienen un vasoconstrictor deben utilizarse con precaución en pacientes durante o después de la administración de agentes anestésicos generales potentes, ya que pueden producirse arritmias cardíacas en tales condiciones.
Después de cada inyección de anestesia local debe realizarse una monitorización cuidadosa y constante de los signos vitales cardiovasculares y respiratorios (adecuación de la ventilación) y del estado de conciencia del paciente. Debe tenerse en cuenta en esos momentos que la inquietud, la ansiedad, los acúfenos, los mareos, la visión borrosa, los temblores, la depresión o la somnolencia pueden ser signos de alerta temprana de toxicidad del sistema nervioso central.
Dado que los anestésicos locales de tipo amida son metabolizados por el hígado, Xilocaína Inyección debe utilizarse con precaución en pacientes con enfermedad hepática. Los pacientes con enfermedad hepática grave, debido a su incapacidad para metabolizar normalmente los anestésicos locales, tienen un mayor riesgo de desarrollar concentraciones plasmáticas tóxicas. Xilocaína inyectable también debe utilizarse con precaución en pacientes con deterioro de la función cardiovascular, ya que pueden ser menos capaces de compensar los cambios funcionales asociados a la prolongación de la conducción A-V producida por estos fármacos.
Muchos de los fármacos utilizados durante la realización de la anestesia se consideran potenciales agentes desencadenantes de hipertermia maligna familiar. Dado que no se sabe si los anestésicos locales de tipo amida pueden desencadenar esta reacción y que la necesidad de anestesia general suplementaria no puede predecirse de antemano, se sugiere disponer de un protocolo estándar para el manejo de la hipertermia maligna. Los primeros signos inexplicables de taquicardia, taquipnea, presión arterial lábil y acidosis metabólica pueden preceder a la elevación de la temperatura. El éxito de la evolución depende del diagnóstico precoz, la rápida interrupción del agente o agentes desencadenantes sospechosos y la instauración de un tratamiento que incluya oxigenoterapia, las medidas de apoyo indicadas y dantroleno (consultar el prospecto de dantroleno sódico intravenoso antes de utilizarlo).
Una técnica de torniquete adecuada, tal y como se describe en publicaciones y libros de texto estándar, es esencial en la realización de anestesia regional intravenosa. Para esta técnica no deben utilizarse soluciones que contengan epinefrina u otros vasoconstrictores.
Lidocaína HCl debe utilizarse con precaución en personas con sensibilidad conocida al medicamento. Los pacientes alérgicos a los derivados del ácido paraaminobenzoico (procaína, tetracaína, benzocaína, etc.) no han mostrado sensibilidad cruzada a lidocaína HCl.
Uso en el área de la cabeza y el cuello
Pequeñas dosis de anestésicos locales inyectadas en el área de la cabeza y el cuello, incluyendo bloqueos retrobulbares, dentales y del ganglio estrellado, pueden producir reacciones adversas similares a la toxicidad sistémica observada con inyecciones intravasculares involuntarias de dosis mayores. Se han notificado confusión, convulsiones, depresión respiratoria y/o parada respiratoria, y estimulación o depresión cardiovascular. Estas reacciones pueden deberse a la inyección intraarterial del anestésico local con flujo retrógrado a la circulación cerebral. Los pacientes que reciban estos bloqueos deben tener la circulación y la respiración monitorizadas y ser observados constantemente. El equipo de reanimación y el personal para tratar las reacciones adversas deben estar inmediatamente disponibles. No se deben exceder las recomendaciones de dosificación (ver DOSIFICACIÓN Y ADMINISTRACIÓN).
Información a los pacientes
Cuando sea apropiado, los pacientes deben ser informados con antelación de que pueden experimentar una pérdida temporal de la sensibilidad y de la actividad motora, normalmente en la mitad inferior del cuerpo, tras la administración adecuada de la anestesia epidural.
Informe a los pacientes de que el uso de anestésicos locales puede causar metahemoglobinemia, una condición grave que debe ser tratada rápidamente. Aconseje a los pacientes o a los cuidadores que busquen atención médica inmediata si ellos o alguien a su cargo experimenta los siguientes signos o síntomas: piel pálida, gris o de color azul (cianosis); dolor de cabeza; frecuencia cardíaca rápida; dificultad para respirar; aturdimiento o fatiga.
Interacciones medicamentosas clínicamente significativas
La administración de soluciones anestésicas locales que contienen epinefrina o norepinefrina a pacientes que reciben inhibidores de la monoamino oxidasa o antidepresivos tricíclicos puede producir hipertensión grave y prolongada.
Las fenotiazinas y las butirofenonas pueden reducir o revertir el efecto presor de la epinefrina.
En general, debe evitarse el uso simultáneo de estos agentes. En las situaciones en las que es necesaria la terapia concurrente, es esencial una cuidadosa monitorización del paciente.
La administración concurrente de fármacos vasopresores (para el tratamiento de la hipotensión relacionada con los bloqueos obstétricos) y de fármacos oxitócicos de tipo ergot puede causar hipertensión grave y persistente o accidentes cerebrovasculares.
Interacciones entre el fármaco y las pruebas de laboratorio
La inyección intramuscular de HCl de lidocaína puede dar lugar a un aumento de los niveles de creatina fosfocinasa. Por tanto, el uso de la determinación de esta enzima, sin separación de isoenzimas, como prueba diagnóstica de la presencia de infarto agudo de miocardio puede verse comprometido por la inyección intramuscular de lidocaína HCl.
Los pacientes a los que se les administran anestésicos locales tienen un mayor riesgo de desarrollar metahemoglobinemia cuando se exponen simultáneamente a los siguientes fármacos, que podrían incluir otros anestésicos locales:
Ejemplos de fármacos asociados a la metahemoglobinemia:
Carcinogénesis, mutagénesis, deterioro de la fertilidad
No se han realizado estudios de lidocaína HCl en animales para evaluar el potencial carcinogénico y mutagénico o el efecto sobre la fertilidad.
Embarazo
Efectos teratogénicos: Embarazo Categoría B.
Se han realizado estudios de reproducción en ratas a dosis de hasta 6,6 veces la dosis humana y no han revelado ninguna evidencia de daño al feto causado por lidocaína HCl. Sin embargo, no existen estudios adecuados y bien controlados en mujeres embarazadas. Los estudios de reproducción animal no siempre son predictivos de la respuesta humana. Debe tenerse en cuenta este hecho de forma general antes de administrar lidocaína HCl a mujeres en edad fértil, especialmente durante el inicio del embarazo, cuando tiene lugar la máxima organogénesis.
Laboral y parto
Los anestésicos locales atraviesan rápidamente la placenta y cuando se utilizan para la anestesia epidural, paracervical, pudenda o de bloqueo caudal, pueden causar diversos grados de toxicidad materna, fetal y neonatal (ver FARMACOLOGÍA CLÍNICA, Farmacocinética y Metabolismo). El potencial de toxicidad depende del procedimiento realizado, del tipo y cantidad de fármaco utilizado y de la técnica de administración del mismo. Las reacciones adversas en la parturienta, el feto y el neonato implican alteraciones del sistema nervioso central, del tono vascular periférico y de la función cardíaca.
La anestesia regional ha producido hipotensión materna. Los anestésicos locales producen vasodilatación al bloquear los nervios simpáticos. Elevar las piernas de la paciente y colocarla sobre su lado izquierdo ayudará a prevenir las disminuciones de la presión arterial.
También debe controlarse continuamente la frecuencia cardíaca fetal, y es muy aconsejable la monitorización fetal electrónica.
La anestesia epidural, espinal, paracervical o pudenda puede alterar las fuerzas del parto a través de cambios en la contractilidad uterina o en los esfuerzos expulsivos maternos. En un estudio, la anestesia de bloqueo paracervical se asoció a una disminución de la duración media de la primera fase del parto y a la facilitación de la dilatación cervical. Sin embargo, también se ha informado de que la anestesia espinal y epidural prolonga la segunda fase del parto, al eliminar el impulso reflejo de la parturienta de echarse encima o al interferir con la función motora. El uso de anestesia obstétrica puede aumentar la necesidad de asistencia con fórceps.
El uso de algunos fármacos anestésicos locales durante el parto puede ir seguido de una disminución de la fuerza y el tono muscular durante el primer o segundo día de vida. Se desconoce el significado a largo plazo de estas observaciones. Puede producirse bradicardia fetal en el 20-30% de las pacientes que reciben anestesia de bloqueo nervioso paracervical con anestésicos locales de tipo amida y puede estar asociada a la acidosis fetal. La frecuencia cardíaca del feto siempre debe controlarse durante la anestesia paracervical. El médico debe sopesar las posibles ventajas frente a los riesgos al considerar un bloqueo paracervical en caso de prematuridad, toxemia del embarazo y sufrimiento fetal. En el bloqueo paracervical obstétrico es muy importante respetar la dosis recomendada. Si no se consigue una analgesia adecuada con las dosis recomendadas, se debe sospechar de una inyección intravascular o intracraneal fetal. Se han notificado casos compatibles con una inyección intracraneal fetal no intencionada de solución anestésica local tras un bloqueo paracervical o pudendo, o ambos. Los bebés así afectados presentan una depresión neonatal inexplicable al nacer, que se correlaciona con niveles séricos elevados de anestésico local, y a menudo manifiestan convulsiones en las seis horas siguientes. El uso inmediato de medidas de apoyo, combinado con la excreción urinaria forzada del anestésico local, se ha utilizado con éxito para manejar esta complicación.
Los informes de casos de convulsiones maternas y colapso cardiovascular tras el uso de algunos anestésicos locales para el bloqueo paracervical en el inicio del embarazo (como anestesia para el aborto electivo) sugieren que la absorción sistémica en estas circunstancias puede ser rápida. No debe superarse la dosis máxima recomendada de cada fármaco. La inyección debe realizarse lentamente y con aspiración frecuente. Deje un intervalo de 5 minutos entre las inyecciones.
Madres lactantes
No se sabe si este medicamento se excreta en la leche humana. Debido a que muchos fármacos se excretan en la leche humana, se debe tener precaución cuando se administre lidocaína HCl a una mujer en periodo de lactancia.
Uso pediátrico
Las dosis en niños deben ser reducidas, de acuerdo con la edad, el peso corporal y la condición física (ver POSOLOGÍA Y ADMINISTRACIÓN).