Georgia O’Keeffe
Nueva York
Debido a una enfermedad, O’Keeffe pidió una excedencia en la enseñanza en febrero de 1918, y más tarde renunció a su puesto para aceptar la oferta de Stieglitz de apoyar su actividad pictórica durante un año; se trasladó a Nueva York ese mes de junio. Aunque Stieglitz estaba casado y era casi 24 años mayor que O’Keeffe, ambos se enamoraron y empezaron a vivir juntos. Dividieron su tiempo entre la ciudad y la finca de la familia Stieglitz en el lago George, Nueva York, y se casaron en 1924 cuando Stieglitz se divorció.
Desde 1916 hasta su muerte en 1946, Stieglitz trabajó asidua y eficazmente para promover a O’Keeffe y su arte. Fue el único entre sus colegas en la década de 1910 que sostuvo que el arte estadounidense podía ser igual al europeo y que afirmó que las mujeres podían crear arte igual al producido por los hombres. Sin embargo, equiparó el proceso creativo con las energías sexuales, y desde el principio definió la obra de O’Keeffe principalmente en términos de género, declarando que sus imágenes eran la manifestación visual de una mujer sexualmente liberada. En 1921 proporcionó equivalentes visuales a sus ideas exponiendo un gran número de fotografías que había hecho de O’Keeffe. Muchas de ellas la presentaban desnuda o en diversas fases de desnudez, a veces posando frente a sus dibujos y pinturas abstractas mientras gesticulaba hacia ellas con sus brazos y manos.
El Metropolitan Museum of Art, Nueva York; he Georgia O’Keeffe Foundation y Jennifer y Joseph Duke, 1997, 1997.61.19, www.metmuseum.org
La asociación que hizo Stieglitz de las abstracciones de O’Keeffe con su cuerpo cautivó la imaginación de los críticos, cuyas reseñas de su siguiente exposición -una retrospectiva organizada por Stieglitz en las Anderson Galleries en 1923- fueron abrumadoramente freudianas. Desde entonces y hasta su muerte, Stieglitz organizó exposiciones anuales de la obra de O’Keeffe en las Anderson Galleries (1924-25), la Intimate Gallery (1925-29) y An American Place (1929-46), estas dos últimas gestionadas por él mismo. A finales de la década de 1920, O’Keeffe se había convertido en una de las artistas modernistas más célebres de Nueva York, y Stieglitz había creado un mercado lo suficientemente fuerte para su obra como para que disfrutara de seguridad e independencia financiera.
Después de su llegada a Nueva York en 1918, O’Keeffe continuó produciendo arte abstracto, como Red & Orange Streak / Raya (1919), que se encuentra entre las obras más imaginativas y provocativas de su carrera. Sin embargo, en 1919 también había empezado a pintar formas reconocibles y precisamente delineadas, quizá como respuesta a su creciente conciencia no sólo de las imágenes fotográficas sino también de las ideas de Stieglitz sobre su trabajo. O’Keeffe era miembro del National Woman’s Party, la organización feminista más radical de principios del siglo XX en Estados Unidos; como tal, rechazaba la noción esencialista de que las mujeres poseyeran intrínsecamente un conjunto de rasgos de carácter particulares. En consecuencia, se opuso firmemente a las interpretaciones sexistas de su obra, así como a la imagen pública sexualizada que Stieglitz había creado de ella. En un intento de remodelar esta imagen pública, comenzó -después de la exposición de las Anderson Galleries de 1923- a promocionarse como una profesional seria y trabajadora. En las entrevistas publicadas y en las fotografías que le hicieron Stieglitz y otros fotógrafos, empezó a cultivar una imagen pública que era contraria a la que Stieglitz había presentado de ella en su exposición de 1921.