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Hiperconcentración – a tu servicio

¿Qué pasaría si pudieras utilizar la hiperconcentración a tu antojo, someterla a tu voluntad, hacerla tuya y hacerla tuya? ¿Y si pudieras llevar a cabo tareas complejas con una eficiencia óptima y una frustración mínima? Requiere un poco de planificación, pero la recompensa de entrenar tu hiperfocalización para siempre merece la pena.

Es probable que hayas recurrido a uno de estos horribles trucos de motivación para alcanzar ese elevado estado de concentración. Aquí está la buena noticia: ¡ya no tienes que depender de ellos! Los siguientes siete pasos son lo más cerca que he estado de encontrar una fórmula mágica para poner mi cerebro con déficit de atención (TDAH o ADD) en hiperfocalización:

1. Reúne todas las herramientas que vas a necesitar para el proyecto que tienes por delante. Sea lo que sea que vayas a hacer, probablemente requiera herramientas. Sean las que sean, haz una lista de ellas y asegúrate de tenerlas a mano antes de empezar. Crea una lista de comprobación, si es necesario. Lo sé; yo también las odio, pero pueden ser útiles para ponerte a tono. Si te olvidas de algo, podría romper tu concentración y exigirte que lo consigas.

2. Prepara el ambiente. Una vez que tengas todo lo que necesitas, tómate un momento para crear las condiciones óptimas de trabajo para tu cerebro. Trabajas mejor con ruido blanco o música, o sin ningún sonido? Haz lo que puedas para crear tu ambiente favorito.

3. Apaga todas las distracciones. Esto puede ser difícil, pero de nuevo, la recompensa hace que valga la pena. Si estás trabajando en un ordenador, cierra todas las pestañas de tu navegador (sí, ¡incluyendo Facebook!), apaga tu mensajería instantánea y cualquier otra alerta que pueda distraerte. Sí, esto es necesario. No te olvides de silenciar tu teléfono.

4. Decide un marco de tiempo. Yo suelo trabajar en intervalos de 45 minutos. Si eso es demasiado tiempo para ti, puede que te desconcentres y te distraigas antes.

5. Poner un despertador. Una vez que hayas averiguado el marco de tiempo para tus ráfagas de enfoque, establece un temporizador para ese período. Entre 30 minutos y una hora suele ser lo mejor.

6. Tómate un descanso. Cuando suene la alarma, deje lo que esté haciendo y tómese un descanso. Bebe un vaso de agua, ve al baño y camina un poco. El cerebro se concentra mejor cuando está hidratado, así que considera beber un vaso de agua entre todas las pausas.

7. Repite lo anterior. Para crear un hábito que funcione a tu favor, es importante repetir el proceso hasta que se convierta en algo natural. Es posible que las primeras veces no funcione tan bien, que te olvides de cosas de tu lista o que te olvides de poner la alarma. Eso es perfectamente normal y está bien; simplemente inténtalo de nuevo hasta que poner la alarma y recoger todas tus herramientas se convierta en una segunda naturaleza.

Podemos pensar que la hiperfocalización llega cuando quiere, pero apuesto a que si analizas los momentos en los que te hiperfocalizaste de forma natural, descubrirás que tenías todo lo que necesitabas, tenías tiempo reservado y tenías pocas distracciones, si es que hay alguna. Así que, aunque parezca un accidente, en realidad hiciste las cosas necesarias sin darte cuenta. Si te das cuenta de esas cosas, puedes repetirlas y hacerlas habituales. Y adivina qué, aquí está el truco: incluso si no pasas a la hiperfocalización, habrás establecido una forma de ser más productivo

Actualizado el 15 de agosto de 2020

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