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Ir a casa

El 27 de abril… Hoy hace 6 años, mi familia fue empujada a vivir nuestra peor pesadilla. Mi marido… el hombre de mis sueños, el padre de mis hijos, se cayó de un andamio de 3 metros en su trabajo y sufrió una lesión cerebral traumática. Yo estaba en el trabajo y acababa de presentar las noticias de la mañana cuando recibí la llamada. Mi compañero de noticias desde hace 25 años, Wayne Dawson, se apresuró a ir al hospital… y nos acompañó a mi madre y a mi en el hospital mientras trataban de estabilizar a Roger lo suficiente como para trasladarlo en un vuelo vital a la Metro.
En pocas horas su presión intracraneal (hemorragia cerebral e hinchazón) subió a niveles mortales… por lo que tuvieron que extirparle el lado izquierdo del cráneo. Mi familia, mis amigos y mi familia de Fox 8 estaban allí en la sala de espera con nosotros… rezando el rosario durante toda la noche. Estuvo en coma durante meses… algunos días nos dijeron que era demasiado frágil para tocarlo o hablarle a …. sus presiones fueron altísimas durante meses. Así que nos sentábamos con él todo el día y rezábamos en silencio.
Seis años después, Roger habla y camina… pero el cerebro es un órgano tan delicado y frágil. La lesión ha generado numerosos trastornos neurológicos, le ha quitado la memoria a corto y largo plazo, el razonamiento cognitivo… y ha dejado a su madre y a nuestra familia con el corazón roto y devastado. La mayoría de los días que han conformado los últimos 6 años… no quería vivir. Me ha costado mucho tiempo aceptar que no va a volver … incluso recibiendo los resultados de las pruebas hace apenas tres días que dice que siempre necesitará supervisión las 24 horas y que sería «inseguro» para él y para los demás vivir en una «casa funcional».
Alrededor del primer año del accidente de mi marido… los niños y yo apenas pasábamos el día. Todos luchamos. Fue entonces cuando hicimos la promesa de empezar a VIVIR. Les expliqué a mis hijos que no podíamos dejar que nuestra tragedia familiar nos destruyera… sino que teníamos que hacer que nos definiera y nos diera un propósito y una razón para vivir. Roger querría eso. No había nadie en este mundo que amara la vida más que mi marido. Y por eso en este día digo gracias. Gracias a mi familia, a mis amigos y a todos vosotros. Y especialmente digo gracias a mis hijos, Siena y Race …. me habéis dado la fuerza para empezar a QUERER vivir. Mi corazón siempre estará roto… pero seis años después sonreímos más… rezamos más… atesoramos más la vida. ¡¡Y rezamos por todos VOSOTROS!! Porque todos nosotros, de alguna manera -grande o pequeña-, llevamos a cuestas la angustia, la pérdida y la preocupación. Rezo por vosotros. Estas fotos nunca las había compartido antes… fueron tomadas apenas un par de días antes del accidente… y algunas en los meses posteriores al mismo. El comienzo de nuestro viaje.

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