Memoria y trauma
Memoria relevanteEditar
De los diferentes aspectos de la memoria -de trabajo, a corto plazo, a largo plazo, etc. – el más comúnmente afectado por el trauma psicológico es la memoria a largo plazo. Recuerdos perdidos, cambios en la memoria, recuerdos intensificados – todos son casos de manipulaciones de la memoria a largo plazo.
Aspecto físicoEditar
La memoria a largo plazo está asociada con muchas áreas diferentes del cerebro, incluyendo el hipocampo, la amígdala, el tálamo y el hipotálamo, la corteza periférica y la corteza temporal. El hipocampo y la amígdala se han relacionado con la transferencia de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. El tálamo y el hipotálamo, situados en el prosencéfalo, forman parte del sistema límbico; son los responsables de la regulación de las diferentes hormonas y de las reacciones emocionales y físicas ante las situaciones, incluido el estrés emocional o los traumas. El tálamo también está relacionado con la recepción de información y la transferencia de la misma, en el caso de los recuerdos, a la corteza cerebral.
Efectos físicosEditar
Los traumas psicológicos tienen grandes efectos en los aspectos físicos del cerebro de los pacientes, hasta el punto de que pueden tener efectos perjudiciales parecidos a los daños cerebrales reales. El hipocampo, como se ha mencionado anteriormente, está implicado en la transferencia de los recuerdos a corto plazo a los recuerdos a largo plazo y es especialmente sensible al estrés. El estrés hace que se segreguen glucocorticoides (GC), hormonas suprarrenales, y la exposición sostenida a estas hormonas puede causar degeneración neuronal. El hipocampo es uno de los principales lugares de destino de los GC y, por tanto, experimenta una gravedad de daño neuronal que no tienen otras zonas del cerebro. En los pacientes con traumatismos graves, especialmente los que padecen un trastorno de estrés postraumático, el córtex prefrontal medial tiene un tamaño volumétrico inferior al normal y es hiporreactivo al realizar tareas cognitivas, lo que podría ser una causa de recuerdo involuntario (pensamientos intrusivos). El córtex prefrontal medial controla la capacidad de respuesta emocional y las respuestas de miedo condicionadas a los estímulos que inducen miedo, interactuando con la amígdala. En esos casos, el metabolismo de algunas partes del córtex prefrontal medial no se activaba como se suponía al compararlo con los de un sujeto sano.
Efectos psicológicosEditar
Como ocurre con muchas áreas de la psicología, la mayoría de estos efectos están bajo constante revisión, juicio y disenso dentro del mundo científico en cuanto a la validez de cada tema.
Memoria reprimidaEditar
Tal vez uno de los efectos psicológicos más controvertidos y conocidos que puede tener el trauma en los pacientes es la memoria reprimida. La teoría/realidad de la memoria reprimida es la idea de que un acontecimiento es tan traumático, que el recuerdo no se olvidó en el sentido tradicional, o se mantuvo en secreto por vergüenza o miedo, sino que se eliminó de la mente consciente, todavía presente en la memoria a largo plazo pero oculto al conocimiento del paciente. Sigmund Freud originó el concepto de represión y éste ha evolucionado y cambiado desde su obra original. A los ojos de los críticos de la memoria reprimida, es sinónimo de memoria falsa; sin embargo, sus defensores argumentarán que estas personas realmente tuvieron experiencias traumáticas.
Pensamientos intrusivosEditar
Los pensamientos intrusivos se definen como pensamientos, imágenes o ideas desagradables no deseadas e involuntarias que pueden convertirse en obsesiones, son molestas o angustiosas y pueden ser difíciles de liberar y manejar. En los pacientes que han sufrido acontecimientos traumáticos, especialmente los que padecen trastorno de estrés postraumático, depresión o trastorno obsesivo-compulsivo, los pensamientos no son tan fáciles de ignorar y pueden llegar a ser preocupantes y graves. La obsesión de los pensamientos suele provenir de la culpa, la vergüenza o la ansiedad intensas relacionadas con el hecho de que el paciente tenga esos pensamientos, por lo que es poco probable que actúe sobre lo que siente tan mal. En los pacientes traumatizados, los pensamientos intrusivos suelen ser recuerdos de experiencias traumáticas que aparecen en momentos inesperados y no deseados. La principal diferencia con otros enfermos de pensamientos intrusivos es que los recuerdos son reales y no imaginarios.
EmociónEditar
La emoción es una parte importante del trauma, especialmente las experiencias cercanas a la muerte. El efecto que las emociones tienen en la memoria en diferentes instancias es una parte integral del efecto del trauma en la memoria. Los eventos emocionales tienden a ser recordados con mayor frecuencia y claridad que los recuerdos no asociados a emociones extremas. Normalmente, los sucesos traumáticos, como las agresiones físicas o los abusos sexuales, están interrelacionados con fuertes emociones negativas, lo que hace que estos recuerdos sean muy fuertes y se recuerden con más facilidad que los recuerdos no asociados a emociones similares, o incluso los relacionados con emociones positivas. La fuerte conexión de las emociones con la memoria también tiene que ver con el grado de atención o concentración que un individuo tiene en el suceso. Si está muy implicado emocionalmente en el suceso, gran parte de su atención se dirige a lo que está ocurriendo, lo que hace que sea un recuerdo más fuerte. También ocurre con las situaciones emocionalmente excitadas que, aunque la atención sea limitada, es más probable que se mantenga un recuerdo asociado a la emoción fuerte en contraposición a algún estímulo neutro. Desde el punto de vista químico, esto se debe a que el estrés emocional y físico causado por los acontecimientos traumáticos crea una estimulación casi idéntica en el cerebro a la condición fisiológica que aumenta la retención de la memoria. Excita los centros de actividad neuronal-química del cerebro que afectan a la codificación y el recuerdo de la memoria. Esta reacción ha sido impuesta por la evolución, ya que el aprendizaje de los entornos de alto estrés es necesario en las decisiones de «lucha o huida» que caracterizan la supervivencia humana.