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En lo que respecta a las virtudes, la paciencia es tranquila.

Suele exhibirse a puerta cerrada, no en un escenario público: Un padre que cuenta un tercer cuento a su hijo, una bailarina que espera a que se cure su lesión. En público, son los impacientes los que acaparan toda nuestra atención: los conductores que tocan el claxon en el tráfico, los clientes que refunfuñan en las colas lentas. Tenemos películas épicas que exaltan las virtudes de la valentía y la compasión, pero una película sobre la paciencia podría ser un poco sosa.

Sin embargo, la paciencia es esencial en la vida diaria y podría ser la clave para ser feliz. Tener paciencia significa ser capaz de esperar con calma ante la frustración o la adversidad, así que en cualquier lugar donde haya frustración o adversidad -es decir, casi en todas partes- tenemos la oportunidad de practicarla. En casa con nuestros hijos, en el trabajo con nuestros compañeros, en el supermercado con la mitad de la población de nuestra ciudad, la paciencia puede marcar la diferencia entre el fastidio y la ecuanimidad, entre la preocupación y la tranquilidad.

Las religiones y los filósofos han alabado durante mucho tiempo la virtud de la paciencia; ahora los investigadores están empezando a hacerlo también. Estudios recientes han descubierto que, efectivamente, las cosas buenas realmente llegan a los que esperan. A continuación se detallan algunos de estos beneficios respaldados por la ciencia, junto con tres formas de cultivar más paciencia en su vida.

Las personas pacientes gozan de una mejor salud mental

Este hallazgo es probablemente fácil de creer si te viene a la mente el estereotipo de persona impaciente: cara roja, cabeza humeante. Y efectivamente, según un estudio realizado en 2007 por la profesora del Seminario Teológico Fuller, Sarah A. Schnitker, y el profesor de psicología de la Universidad de California en Davis, Robert Emmons, las personas pacientes tienden a experimentar menos depresión y emociones negativas, quizá porque pueden afrontar mejor las situaciones molestas o estresantes. También se califican a sí mismos como más conscientes y sienten más gratitud, más conexión con la humanidad y con el universo, y una mayor sensación de abundancia.

En 2012, Schnitker trató de perfeccionar nuestra comprensión de la paciencia, reconociendo que se presenta en muchos tipos diferentes. Un tipo es la paciencia interpersonal, que no implica esperar, sino simplemente enfrentar a las personas molestas con ecuanimidad. En un estudio de casi 400 estudiantes universitarios, descubrió que quienes son más pacientes con los demás también tienden a ser más esperanzadores y a estar más satisfechos con sus vidas.

Otro tipo de paciencia implica esperar las dificultades de la vida sin frustración ni desesperación: pensemos en la persona desempleada que rellena insistentemente las solicitudes de empleo o en la paciente con cáncer que espera que su tratamiento funcione. Como era de esperar, en el estudio de Schnitker, este tipo de paciencia valiente se relacionó con más esperanza.

Por último, la paciencia ante los problemas cotidianos -los atascos de tráfico, las largas colas en el supermercado, un ordenador que no funciona bien- parece ir unida a una buena salud mental. En concreto, las personas que tienen este tipo de paciencia están más satisfechas con la vida y menos deprimidas.

Estos estudios son una buena noticia para las personas que ya son pacientes, pero ¿qué pasa con los que queremos ser más pacientes? En su estudio de 2012, Schnitker invitó a 71 estudiantes universitarios a participar en dos semanas de entrenamiento en paciencia, donde aprendieron a identificar los sentimientos y sus desencadenantes, a regular sus emociones, a empatizar con los demás y a meditar. En dos semanas, los participantes declararon sentirse más pacientes con las personas difíciles de su vida, sentirse menos deprimidos y experimentar mayores niveles de emociones positivas. En otras palabras, la paciencia parece ser una habilidad que se puede practicar -más adelante se habla de ello- y hacerlo podría aportar beneficios a la salud mental.

Las personas pacientes son mejores amigos y vecinos

En las relaciones con los demás, la paciencia se convierte en una forma de amabilidad. Piensa en el mejor amigo que te consuela noche tras noche por el dolor de corazón que no desaparece, o en el nieto que sonríe con la historia que ha oído contar a su abuelo innumerables veces. De hecho, las investigaciones sugieren que las personas pacientes tienden a ser más cooperativas, más empáticas, más equitativas y más indulgentes. «La paciencia implica asumir enfáticamente cierto malestar personal para aliviar el sufrimiento de quienes nos rodean», escriben Debra R. Comer y Leslie E. Sekerka en su estudio de 2014.

La evidencia de esto se encuentra en un estudio de 2008 que puso a los participantes en grupos de cuatro y les pidió que contribuyeran con dinero a un bote común, que sería duplicado y redistribuido. El juego daba a los jugadores un incentivo económico para ser tacaños, y sin embargo los pacientes contribuyeron más al bote que otros jugadores.

Este tipo de desinterés se encuentra entre las personas con los tres tipos de paciencia mencionados anteriormente, no solo la paciencia interpersonal: En el estudio de Schnitker de 2012, los tres se asociaron con una mayor «agradabilidad», un rasgo de personalidad caracterizado por la calidez, la amabilidad y la cooperación. Las personas con paciencia interpersonal incluso tendían a ser menos solitarias, tal vez porque hacer y mantener amigos -con todas sus peculiaridades y deslices- generalmente requiere una buena dosis de paciencia. «La paciencia puede permitir a los individuos tolerar los defectos de los demás, mostrando así más generosidad, compasión, misericordia y perdón», escriben Schnitker y Emmons en su estudio de 2007.

A nivel de grupo, la paciencia puede ser una de las bases de la sociedad civil. Las personas pacientes son más propensas a votar, una actividad que implica esperar meses o años para que nuestro funcionario elegido aplique mejores políticas. Los teóricos de la evolución creen que la paciencia ayudó a nuestros antepasados a sobrevivir porque les permitía hacer buenas acciones y esperar a que los demás les correspondieran, en lugar de exigir una compensación inmediata (lo que probablemente provocaría más conflictos que cooperación). En esa misma línea, la paciencia está vinculada a la confianza en las personas y las instituciones que nos rodean.

La paciencia nos ayuda a conseguir nuestros objetivos

  • Más sobre la paciencia

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    ¿Es la paciencia una de tus fortalezas características? Responde a la encuesta VIA.

    Mira un vídeo sobre la paciencia (incrustado abajo) de Gratitude Revealed, un viaje a la ciencia de la gratitud y el bienestar emocional. El GGSC creó los datos científicos, las pruebas y los ejercicios prácticos que acompañan a cada vídeo de Gratitude Revealed.

    • El camino hacia el logro es largo, y aquellos sin paciencia -que quieren ver resultados inmediatamente- pueden no estar dispuestos a recorrerlo. Piensa en las recientes críticas a los millennials por no estar dispuestos a «pagar sus cuotas» en un trabajo de nivel inicial, saltando de puesto en puesto en lugar de crecer y aprender.

      En su estudio de 2012, Schnitker también examinó si la paciencia ayuda a los estudiantes a hacer las cosas. En cinco encuestas que completaron en el transcurso de un semestre, las personas pacientes de todo tipo informaron que se esforzaron más hacia sus objetivos que otras personas. Las personas con paciencia interpersonal, en particular, avanzaron más hacia sus objetivos y se sintieron más satisfechas cuando los alcanzaron (sobre todo si esos objetivos eran difíciles) en comparación con las personas menos pacientes. Según el análisis de Schnitker, esa mayor satisfacción con el logro de sus objetivos explicaba por qué estos pacientes triunfadores estaban más satisfechos con su vida en general.

      La paciencia está vinculada a la buena salud

      El estudio de la paciencia es todavía nuevo, pero hay algunas pruebas emergentes de que incluso podría ser buena para nuestra salud. En su estudio de 2007, Schnitker y Emmons descubrieron que las personas pacientes eran menos propensas a reportar problemas de salud como dolores de cabeza, brotes de acné, úlceras, diarrea y neumonía. Otras investigaciones han descubierto que las personas que muestran impaciencia e irritabilidad -característica de la personalidad tipo A- tienden a tener más quejas de salud y peor sueño. Si la paciencia puede reducir nuestro estrés diario, es razonable especular que también podría protegernos contra los efectos perjudiciales para la salud del estrés.

      Tres maneras de cultivar la paciencia

      Todo esto son buenas noticias para los pacientes por naturaleza -o para aquellos que tienen el tiempo y la oportunidad de tomar un entrenamiento intensivo de dos semanas en paciencia. Pero, ¿qué pasa con el resto de nosotros?

      Parece que también hay formas cotidianas de cultivar la paciencia. He aquí algunas estrategias sugeridas por la investigación emergente sobre la paciencia.

      • Reencuadra la situación. Sentirse impaciente no es sólo una respuesta emocional automática; también implica pensamientos y creencias conscientes. Si un colega llega tarde a una reunión, puedes enfurecerte por su falta de respeto, o ver esos 15 minutos extra como una oportunidad para leer algo. La paciencia está vinculada al autocontrol, y tratar de regular conscientemente nuestras emociones puede ayudarnos a entrenar los músculos del autocontrol.
      • Practica la atención plena. En un estudio, los niños que hicieron un programa de mindfulness de seis meses en la escuela se volvieron menos impulsivos y más dispuestos a esperar una recompensa. Christine Carter, del GGSC, también recomienda la práctica de la atención plena para los padres: Respirar profundamente y darse cuenta de sus sentimientos de ira o agobio (por ejemplo, cuando sus hijos comienzan otra discusión justo antes de la hora de acostarse) puede ayudarle a responder con más paciencia.
      • Practique la gratitud. En otro estudio, los adultos que se sentían agradecidos también eran mejores a la hora de retrasar pacientemente la gratificación. Cuando se les dio a elegir entre obtener una recompensa inmediata en efectivo o esperar un año para obtener una ganancia mayor (100 dólares), las personas menos agradecidas cedieron una vez que la oferta de pago inmediato subió a 18 dólares. Las personas agradecidas, sin embargo, pudieron aguantar hasta que la cantidad llegó a 30 dólares. Si estamos agradecidos por lo que tenemos hoy, no estamos desesperados por conseguir más cosas o mejores circunstancias de forma inmediata.
        • Podemos intentar resguardarnos de la frustración y la adversidad, pero vienen con el territorio del ser humano. Practicar la paciencia en situaciones cotidianas -como con nuestro compañero de trabajo con problemas de puntualidad- no sólo hará que la vida sea más agradable en el presente, sino que también podría ayudar a allanar el camino para un futuro más satisfactorio y exitoso.

          Para obtener más información sobre la paciencia, echa un vistazo a este vídeo de Louie Schwartzberg y Moving Art, en el que aparece Jack Kornfield -parte de la serie Gratitude Revealed de Moving Art, en la que el GGSC colaboró-.

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