Presentación del podcast de Atlas Obscura
En el famoso capítulo VII de Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, titulado «Una loca fiesta del té», el siempre dormilón cuenta una disparatada historia de tres hermanitas que vivían en el fondo de un pozo de melaza. Como muchas otras cosas en el libro de Carroll, la inspiración de este cuento se encuentra en Oxford, concretamente en un pueblecito llamado Binsey.
Este pueblo es bien conocido por su iglesia parroquial de Santa Margarita, que data del siglo XII, y el pozo sagrado que se encuentra en su extremo oeste. Aunque su ubicación le dio el nombre de Pozo de Santa Margarita, el propio pozo estaba dedicado a San Frideswide, el patrón de Oxford. Según la leyenda, hace tiempo, en el siglo VII, el príncipe Algar de Mercia se encaprichó de ella y quiso casarse con ella. Atado al celibato, Frideswide huyó a Binsey en un intento de escapar a este destino.
Mientras buscaba a su futura esposa por todo Oxford, Algar fue alcanzado por un rayo y quedó ciego. Frideswide, siempre tan bondadoso, rezó a Dios y éste hizo brotar un manantial, cuyas aguas tenían poderes curativos y curaron los ojos del príncipe. En otro cuento, sin embargo, Algar se rompe el cuello tras caerse del caballo y el pozo mágico se crea cuando las monjas de Binsey se quejan a Frideswide de tener que ir a buscar agua al lejano río Támesis.
¿Pero qué tiene esto que ver con el fantástico «pozo de melaza» de Lewis Carroll? Bueno, etimológicamente hablando, el origen de la palabra «melaza» se encuentra en una palabra más antigua, theriac, que se refería a un antídoto oriental o panacea que todo lo curaba en la antigua Grecia. Por ello, el pozo de Santa Margarita llegó a ser conocido como pozo de melaza durante la Edad Media, y muchos peregrinos viajaban por él en aquella época. Puede que hoy esté casi olvidado, pero no puedes dejar de visitar este lugar en tu peregrinaje a Oxford si eres un gran fan de Alicia en el País de las Maravillas.