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Pronghorn

Único en su especie: El berrendo es nativo de Norteamérica. No tiene ningún pariente cercano en este -o en cualquier otro- continente. Se le conoce con muchos nombres: antílope berrendo, antílope de la lengua y antílope americano. El berrendo se llama a menudo antílope, y se parece a muchos antílopes. Sin embargo, es lo suficientemente diferente como para justificar su propia familia taxonómica, Antilocapridae. Siga leyendo para saber más sobre este animal único.

Los cuernos del berrendo lo hacen único: son un cruce entre cuernos y astas, con cualidades de ambos. Los verdaderos cuernos están hechos de hueso y se desprenden cada año; los verdaderos cuernos están hechos de queratina comprimida que crece desde un núcleo óseo y nunca se desprenden. Los cuernos que adornan al berrendo no son ni cuernos verdaderos ni cuernos verdaderos. En cambio, la vaina está hecha de queratina pero los cuernos se desprenden anualmente.

Los verdaderos cuernos sólo tienen una punta, no las púas u horquillas que tienen las astas. Sin embargo, los cuernos del berrendo macho (macho) pueden llegar a medir 10 pulgadas (25 centímetros) de largo con una punta hacia delante. De ahí su nombre: berrendo. Las hembras de berrendo (llamadas hembras) también tienen cuernos, pero son mucho más pequeños. Los berrendos son los únicos animales del mundo que tienen cuernos bifurcados que se mudan cada año.

Una manada de berrendos de pies firmes que se aleja parece un grupo de bolas de algodón rebotando por su hábitat abierto, cubierto de hierba o desértico. Su pelaje leonado se integra bien en el paisaje seco. Esa mancha blanca de algodón en la grupa sirve de faro para que la manada se mantenga unida al huir. Su vientre blanco y la parte inferior del cuello desvían el calor que surge del suelo. Una capa exterior de pelos llenos de aire les ayuda a mantenerse calientes durante el invierno. Al llegar el verano, mudan ese pelaje y pueden erigir su pelo para mantenerse frescos.

Los berrendos tienen grandes adaptaciones para detectar y alejarse de los depredadores, como lobos, zorros, coyotes, linces y águilas reales. Los berrendos tienen ojos grandes que les ayudan a ver a los depredadores. La comunicación olfativa les permite marcar territorios y advertir a otros del peligro. Los machos de berrendo tienen nueve glándulas aromáticas y las hembras seis. Las glándulas situadas bajo las orejas ayudan a marcar el territorio durante la época de cría.

Las glándulas de la grupa son importantes cuando el peligro está cerca. Si un berrendo ve a un depredador, libera un olor de alarma desde estas glándulas mientras el pelaje blanco de su grupa se levanta. Esto envía un mensaje, tanto por la vista como por el olfato, para que otros berrendos sepan del peligro. Un berrendo puede defenderse a sí mismo o a su cría (cervatillo) golpeando con sus pezuñas o utilizando sus cuernos contra un depredador.

Si un depredador consigue acercarse sigilosamente a un berrendo, las increíbles habilidades de éste para correr entran en acción. Los berrendos pueden alcanzar velocidades de hasta 53 millas (86 kilómetros) por hora. Esto no es mucho más lento que el mamífero terrestre más rápido del mundo, el guepardo. Sin embargo, el berrendo puede mantener altas velocidades durante mucho más tiempo que el guepardo. Las pezuñas del berrendo tienen dos dedos largos y puntiagudos que ayudan a soportar el impacto cuando corren a gran velocidad. Correr con la boca abierta permite a los berrendos tomar mucho oxígeno para alimentar sus músculos al correr. Aunque son excelentes corredores, los berrendos no son buenos saltadores: si se encuentran con una valla, suelen pasar por debajo de ella.

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