¿Qué son las cheladas y por qué están en todas partes?
La etimología de «michelada» es objeto de debate, pero la lógica predominante es que se trata de un portmanteau español de mi, chela y helada. Otra historia, probablemente apócrifa, sostiene que al ingeniero civil mexicano Michel Esper le gustaba beber su cerveza con sal, lima y un borde de chile en polvo, y el club de tenis que frecuentaba nombró la mezcla en su honor.
La diferencia entre una michelada y una chelada se reduce a la semántica. En México, una chelada se refiere comúnmente a un cóctel de cerveza (o cerveza preparada) hecho con hielo, lima y sal al estilo de Esparto, que tal vez no sea muy diferente a cómo se adereza una Corona o un trago de tequila. La michelada se refiere más bien a la hermana a base de cerveza del Bloody Mary.
Bill Esparza no le da demasiada importancia a la historia del origen de la chelada. El autor de L.A. Mexicano tacha de «chorrada» cualquier exploración antropológica. Si se entiende el perfil de sabor de la cocina mexicana de playa, no hay nada misterioso en la popularidad de las cheladas.
«Todo esto viene de la cultura marisquera», dice Esparza. «En México, cuando se toma una michelada, se toma con mariscos. Usan esa salsa de marisco para aderezar ceviches, cócteles de marisco. El clamato se usa en las tostadas. Sobre todo en Sinaloa».
Es probable que la bebida se haya extendido desde Sinaloa a través de Jalisco y de Baja California, incluso hasta Oaxaca, donde los residentes hacen sus cheladas extra saladas. Las cheladas han ido ganando adeptos entre los mexicanos, y el gusto por la bebida migró hacia el norte con los inmigrantes en Estados Unidos. Sólo hizo falta que las grandes marcas reconocieran a sus clientes para convertirlo en una tendencia. Saben que sus clientes son mexicano-americanos, saben que ese segmento está creciendo y saben que les gustan estos sabores.
«Es simplemente un buen marketing», dice Esparza entre risas. «Budweiser es muy popular entre los mexicanos. Así que la bebían y le añadían sal y lima. Vi a miembros de mi familia hacerlo cuando era un niño. Naturalmente, Budweiser dijo: ‘Bueno, estos son nuestros clientes, así que vamos a darles algo que les guste'».