Los nabos son una hortaliza de raíz comúnmente asociada con las patatas o las remolachas, pero sus parientes más cercanos son los rábanos y la rúcula, todos ellos miembros de la familia de la mostaza en el género Brassica. Tanto la raíz blanca y púrpura como las hojas verdes son comestibles. Se cree que los nabos son originarios de Asia oriental, pero se cultivaron ampliamente en torno al Imperio Romano y ahora se cultivan y consumen en zonas templadas de todo el mundo.
¿Qué son los nabos?
Los nabos están disponibles todo el año, pero están en su mejor momento en otoño, cuando las hortalizas maduras están frescas, y en primavera, cuando todavía son pequeñas y dulces. Los nabos más grandes y viejos desarrollan una piel más dura, que puede dejar un regusto amargo y requiere ser pelada. Tienen un sabor más fuerte que los jóvenes, pero son estupendos para triturar o añadir a sopas y guisos. Como la mayoría de las hortalizas de raíz, los nabos son una forma resistente y barata de tener productos a mano durante el invierno.
Cómo cocinar los nabos
Contrariamente a la sabiduría convencional, los nabos se pueden comer crudos – trátelos como si fueran rábanos. Los nabos pequeños pueden cortarse en trozos y servirse como crudité con salsa, o cortarse en rodajas y añadirse a las ensaladas para obtener un sabor crujiente y ligeramente picante. También puede utilizarlos para una ensalada por sí solos: sólo tiene que cortarlos en rodajas finas y rociarlos con su aderezo favorito. Al igual que las zanahorias, puede pelarlas o no, dependiendo de su preferencia, pero cuanto más gruesa sea la piel, más probable será que tenga que pelarla.
Los nabos se sirven más comúnmente cocinados que crudos, y se prestan a una variedad de preparaciones. Después de enjuagarlos, sólo hay que cortar las hojas que estén adheridas, recortar las raíces que cuelguen y prepararlos como se desee. Los nabos son deliciosos asados (un proceso que suaviza y concentra su sabor dulce), triturados, horneados, añadidos a sopas o guisos, o incluso cortados en palitos y horneados como una alternativa más saludable a las patatas fritas. Las verduras pueden prepararse de la misma manera que la mostaza o las remolachas: lavadas, secadas y salteadas en mantequilla o aceite.