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Se descubre un linfoma accidental durante la vigilancia de un carcinoma urotelial de tracto superior de bajo grado tratado por ureteroscopia: Una serie de casos

Introducción

El tratamiento endoscópico conservador para el carcinoma urotelial del tracto superior (CUA) es atractivo en pacientes cuidadosamente seleccionados, particularmente en aquellos con enfermedad de bajo grado y relativamente poco volumen. Se recomienda la obtención de imágenes transversales a intervalos regulares debido a la posibilidad de avance local y/o enfermedad metastásica. Dada la edad demográfica de los pacientes con UTUC esporádica, se debe considerar la posibilidad de que existan neoplasias primarias no relacionadas, especialmente cuando las imágenes muestran linfadenopatía (LAD). Presentamos dos casos de CUCI primarios de bajo grado tratados por vía endoscópica, en los que se detectó una linfadenopatía de nueva aparición en la tomografía computarizada, y que finalmente fueron diagnosticados como linfomas foliculares (LF) primarios no relacionados. El diagnóstico correcto es esencial para diferenciar la enfermedad metastásica de múltiples neoplasias primarias independientes para permitir un tratamiento adecuado.

Informe de caso 1

Una mujer caucásica de 72 años se presentó con una historia de 5 meses de hematuria macroscópica intermitente y dolor en el flanco derecho. No tenía antecedentes de cáncer e informó de un historial de tabaquismo de 29 años. En la exploración física no se palpaban ganglios linfáticos ni masas abdominales. Su tasa de filtración glomerular (TFG) basal era de 54 ml/minuto/1,73 m2. Un urograma por TC delineó una lesión pélvica renal derecha de 1,5 cm sin evidencia de avance local o LAD en el abdomen o la pelvis (Fig. 1).

FIG. 1. Vista axial del urograma por TC demuestra un defecto de llenado de 1,5 cm en la pelvis renal derecha.

La cistoscopia no mostró lesiones vesicales y el pielograma retrógrado izquierdo no presentaba observaciones. La ureteroscopia derecha demostró una lesión papilar de 1,5 cm, que se biopsió con una cesta de alambre plano de acero inoxidable de 2,4F. La lesión se trató con una combinación de láser de neodimio/holm YAG. Se colocó un stent ureteral durante 1 semana.

La biopsia ureteroscópica y las citologías específicas del lugar demostraron un UTUC de bajo grado. Se discutieron todas las opciones con el paciente y se recomendó el tratamiento ureteroscópico y la vigilancia dada la edad del paciente, las comorbilidades, el análisis patológico de bajo grado y el tamaño relativamente pequeño del tumor. La paciente fue seguida endoscópicamente durante los siguientes 36 meses, encontrando ocasionalmente recidivas de bajo volumen y bajo grado, susceptibles de tratamiento endoscópico. Durante este tiempo no se observó ninguna evidencia de UTUC de alto grado en las biopsias o citologías específicas del lugar. La paciente desarrolló pequeños tumores de vejiga no invasivos de alto grado 12 meses después de la presentación inicial, lo que obligó a realizar una terapia intravesical con BCG, que fue bien tolerada y eficaz.

La paciente se sometió a un estudio de imagen transversal anual con tomografía computarizada con contraste del abdomen y la pelvis sin hallazgos de avance local o enfermedad metastásica. A los 42 meses de la presentación inicial, la paciente desarrolló un dolor significativo en la parte superior de la pierna derecha y se quejó de una pérdida de peso de 3 kilos. Una tomografía computarizada de tórax, abdomen y pelvis demostró una nueva aparición de LAD pélvico derecho con un ganglio ilíaco externo derecho de 3,3 cm (Fig. 2a), un ganglio ilíaco común derecho de 1,6 cm y un ganglio obturador derecho de 3,2 cm (Fig. 2b). El tórax, el retroperitoneo y el hígado estaban limpios. Los riñones no mostraban evidencia de enfermedad localmente avanzada. Una gammagrafía ósea demostró un aumento de la captación en el fémur derecho consistente con malignidad.

FIG. 2. (a) TC que demuestra 3,3 cm de nódulo ilíaco externo derecho (flecha vertical), vena ilíaca externa derecha (asterisco) y arteria ilíaca externa derecha (flecha horizontal). (b) TC que muestra un aumento de 3,2 cm en el ganglio linfático obturador derecho (flecha vertical).

La biopsia formal del ganglio linfático fue aplazada por la paciente, pero una aspiración con aguja fina del ganglio linfático ilíaco externo derecho con citometría de flujo demostró hallazgos consistentes con una neoplasia linfoproliferativa de células B. El dolor de la pierna derecha de la paciente mejoró espontáneamente. El diagnóstico presunto fue un linfoma insidioso de células B y se instituyó una vigilancia activa.

Seis meses más tarde, una tomografía por emisión de positrones/tomografía computarizada (TEP/TC) demostró la resolución de la LAD salvo un ganglio axilar derecho. Tras una biopsia formal, ésta demostró un FL de grado 3A. Se observaron múltiples lesiones óseas, pero la paciente estaba asintomática. La vigilancia endoscópica de la unidad renal derecha demostró bajos volúmenes de UTUC recurrente, que había avanzado a alto grado. Debido al cambio de grado, se realizó una nefroureterectomía laparoscópica derecha (NU) y el análisis patológico demostró un UTUC multifocal de alto grado con estadio pTaN0 con cuatro ganglios linfáticos obturadores negativos. Al cabo de 3 meses, la PET/TC mostró una progresión de las lesiones óseas pero sin LAD significativa. La paciente fue sometida a cinco ciclos de rituximab, ciclofosfamida, doxorrubicina, vincristina y prednisona. Se observó una remisión parcial en la PET/TC de seguimiento.

Informe de caso 2

Un hombre caucásico de 68 años se presentó con una historia de 2 meses de hematuria macroscópica indolora. Tenía múltiples comorbilidades, como hipertensión, fibrilación auricular con anticoagulación, nefrolitiasis y un historial de 30 años de tabaquismo. Los antecedentes personales y familiares eran negativos para cánceres previos. Su FG basal era de 50 mL/minuto/1,73 m2. Un urograma por TC demostró un defecto de llenado pélvico renal izquierdo de 1,5 cm y un defecto de llenado ureteral distal derecho de 2,5 cm, pero no había evidencia de enfermedad localmente avanzada o metastásica (Fig. 3a, b). Específicamente, no se observó LAD pélvico o retroperitoneal.

La evaluación endoscópica pan-urotelial confirmó un tumor papilar de 2,5 cm que emanaba del orificio ureteral derecho y una lesión pélvica renal izquierda de 1,5 cm. Debido a su localización distal, el tumor ureteral derecho fue tratado con resección transuretral. Se obtuvieron biopsias ureteroscópicas del tumor de la pelvis renal izquierda y la base se trató con la combinación de láser de neodimio/holm YAG. El análisis anatomopatológico de ambas lesiones mostró un UTUC de bajo grado. Se discutieron todas las opciones y el paciente eligió el tratamiento endoscópico para su UTUC bilateral de bajo grado.

A lo largo de 18 meses, la endoscopia mostró que el lado derecho permanecía limpio, pero había recidivas ocasionales de UTUC de bajo volumen y bajo grado en el izquierdo, susceptibles de tratamiento ureteroscópico. Se le detectó un cáncer de próstata de bajo riesgo (T1a clínico, Gleason 6, antígeno prostático específico 2,1) de forma incidental tras una enucleación de la próstata con láser de holmio (HoLEP) por síntomas de obstrucción miccional. También desarrolló un carcinoma urotelial no músculo-invasivo de alto grado de la vejiga, que respondió a un curso de inducción de 6 semanas de BCG.

Se habían realizado imágenes transversales periódicas con regularidad, pero se descubrió un nuevo ganglio linfático paraaórtico izquierdo de 2,0 cm preocupante para la enfermedad metastásica en una RMN, 20 meses después de la presentación inicial (Fig. 4). Las biopsias percutáneas guiadas por TC no fueron diagnósticas. Posteriormente, la TEP/TC reveló un ganglio linfático paraaórtico izquierdo hipermetabólico de 2,6 cm, así como un ganglio linfático paracelíaco ligeramente activo de 3 cm. La paciente fue sometida a una escisión del ganglio linfático paraaórtico izquierdo asistida por robot. El análisis patológico mostró FL. La paciente está en vigilancia activa y las imágenes seriadas demostraron una enfermedad estable en general ∼1 año después.

FIG. 4. La resonancia magnética del abdomen demuestra un ganglio linfático paraaórtico izquierdo agrandado de 2,0 cm con realce tras el gadolinio (flecha roja).

Comentario

El linfoma no Hodgkin (LNH) es el séptimo cáncer más común diagnosticado en los Estados Unidos, con 19,7 nuevos casos por cada 100.000 personas en riesgo al año, con una edad media de 66 años en el momento del diagnóstico.1 El FL es el segundo linfoma de células B más común, detrás del linfoma difuso de células B grandes, y es la forma indolente más común de LNH. Por el contrario, el UTUC es mucho menos frecuente, con 2,06 nuevos casos por cada 100.000 personas en riesgo al año y una edad media de 73 años.2 El tratamiento endoscópico de pacientes cuidadosamente seleccionados con UTUC de bajo grado ofrece una supervivencia similar a la de la cirugía extirpadora.3 No obstante, existe un riesgo pequeño pero persistente de progresión y las directrices actuales tanto de la EUA como de la NCCN sugieren un seguimiento regular de los pacientes con UTUC tratados endoscópicamente con imágenes transversales para detectar el avance local o las metástasis.

El reto de este enfoque es hacer frente a la posibilidad de una nueva aparición de LAD en una población de edad avanzada en la que pueden coexistir múltiples tumores malignos primarios. No obstante, tras el tratamiento endoscópico completo del tumor, empleamos imágenes transversales anuales. Nuestra práctica consiste en controlar a los pacientes con un aclaramiento de creatinina normal (>60 mL/minuto) mediante TAC de abdomen/pelvis. En pacientes con insuficiencia renal leve (aclaramiento de creatinina entre 30 y 59 mL/minuto), se prefiere la RMN de abdomen/pelvis. En pacientes con un aclaramiento de creatinina crónico <30 mL/minuto, se puede solicitar una TC sin contraste o una RMN con la aceptación de menores tasas de detección de enfermedad metastásica. Alternativamente, la RM con gadolinio puede obtenerse de forma selectiva sólo cuando el beneficio de la información derivada para el paciente se percibe como mayor que el riesgo potencial de fibrosis sistémica nefrogénica.

El desarrollo de DAL en pacientes de UTUC de bajo grado bien seleccionados y tratados endoscópicamente y el DAL esporádico secundario a un nuevo diagnóstico de linfoma son ambos eventos relativamente raros. La tasa de DAL incidental es variable en la literatura radiológica, dependiendo de la definición de un ganglio linfático anormal desde el punto de vista radiográfico, del grado de seguimiento confirmatorio y de la población específica de pacientes. La prevalencia de linfoma maligno en una población japonesa sana (59 años de edad media) sometida a vigilancia electiva del cáncer fue del 0,16% (18/10.659).4

Clinicamente, la mejor manera de distinguir el DAL de un CUCI metastásico o de un nuevo linfoma primario es considerar el patrón de afectación ganglionar. En el carcinoma urotelial de la vejiga o del tracto superior, las metástasis suelen desarrollarse en los ganglios linfáticos regionales antes de avanzar a las vísceras. Matin y sus colegas describieron un estudio de mapeo en el que a los pacientes con UTU sometidos a NUT también se les practicaron disecciones amplias de los ganglios linfáticos retroperitoneales para definir los lugares de aterrizaje del tumor en función de la lateralidad y la localización del tumor primario.5 Las lesiones del sistema colector del lado derecho y del ureteral proximal tendían a afectar a los ganglios de la distribución paracaval e hiliar renal, mientras que las lesiones del sistema colector del lado izquierdo y del ureteral proximal mostraban una afectación ganglionar en las áreas paraaórtica e hiliar renal. Las lesiones ureterales medias y distales afectaron casi por igual a las cadenas ganglionares retroperitoneales y pélvicas. Por el contrario, los linfomas indolentes, como los FL, se presentan con mayor frecuencia con un ganglio linfático agrandado palpable o identificado radiográficamente en el cuello, la axila, el abdomen o la ingle.

La afectación de la médula ósea se observa en el 40% al 50% de los casos de FL y demuestra un patrón de infiltración en parches, lo que conduce a biopsias de médula ósea frecuentemente falsas negativas. La biopsia de los ganglios linfáticos por escisión es necesaria para diagnosticar el linfoma maligno específico, ya que se requieren cantidades adecuadas de tejido para obtener una arquitectura histológica.

Es interesante que la historia natural del FL sugiera que hasta el 20% o el 30% de los pacientes tendrán una regresión espontánea transitoria del LAD en las exploraciones, lo que lleva a la observación de que los pacientes afectados podrían mostrar un LAD que «crece y disminuye» con recaídas generalmente en un plazo de 1 a 2 años.6,7 Hemos observado este fenómeno, así como la afectación de la médula ósea en uno de nuestros casos. Se han propuesto explicaciones para la regresión espontánea de las formas indolentes de linfoma basadas en los mecanismos de control inmunorregulador del huésped.8 Las observaciones de la regresión del tumor tras una enfermedad viral o bacteriana sugieren indirectamente que la infección es un estímulo para suprimir el crecimiento del tumor potencialmente a través de la activación del complemento. La regresión espontánea de los linfomas en pacientes con trasplante de órganos tras la interrupción de la terapia inmunosupresora sugiere que otros mecanismos efectores humorales y/o celulares pueden desempeñar un papel.

Estos pacientes demuestran que puede desarrollarse una segunda neoplasia durante la vigilancia a largo plazo de la UTU de bajo grado tratada por ureteroscopia. Es necesario realizar una evaluación completa que incluya una biopsia excisional para dar un diagnóstico con un nuevo LAD.

Declaración de divulgación

El Dr. D.H.B. es consultor de Bard, Cook y Olympus/ACMI. El resto de los autores no tienen intereses financieros en competencia.

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Cite este artículo como: Hubosky SG, Healy KA, Raval AJ, Lallas CD, Filicko-O’Hara J, Bagley DH (2016) Linfoma incidental descubierto durante la vigilancia del carcinoma urotelial de bajo grado del tracto superior tratado ureteroscópicamente: una serie de casos, Journal of Endourology Case Reports 2:1, 14-17, DOI: 10.1089/cren.2016.0008.

Abreviaturas utilizadas

BCG

Bacille Calmette-Guérin

TCCT

Tomografía computarizada

FL

Linfoma folicular

GFR

Tasa de filtración glomerular

Tasa de filtración glomerular filtrado glomerular

LAD

Linfadenopatía

RM

Resonancia Magnética

LNH

Linfoma delinfoma de Hodgkin

NU

nefroureterectomía

PET/CT

Tomografía por emisión de positrones tomografía de emisión de positrones/tomografía computarizada

UTUC

Carcinoma urotelial del tracto superior

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