Seis formas de tratar la cándida de forma natural
Uno de los efectos secundarios más comunes del VIH es el sobrecrecimiento de cándida, también conocido como candidiasis, infección por hongos o aftas. La Candida albicans es una parte natural de la flora intestinal, pero puede convertirse fácilmente en una infección cuando una persona tiene un sistema inmunitario debilitado o cuando los antibióticos eliminan las bacterias buenas. En estas situaciones, la levadura que suele ser consumida por los probióticos (las bacterias buenas) queda sin control y crece de forma descontrolada, algo que los médicos notaron en los primeros días del VIH.
Comúnmente mal diagnosticadas o mal tratadas, las infecciones por levaduras se encuentran normalmente en la garganta, la vagina o el tracto digestivo. Los síntomas incluyen manchas blancas parecidas a la cuajada en la boca o la garganta; picor, ardor y flujo vaginal; e hinchazón abdominal crónica o gases dolorosos. En la mayoría de los casos estas infecciones no son graves, pero para las personas con VIH, el crecimiento de los hongos puede llegar a ser mortal.
Anthony Salzarulo, un profesional de la salud holística en la ciudad de Nueva York, dice que los enfoques holísticos pueden reducir las posibilidades de un crecimiento excesivo de la levadura, manteniendo la cándida bajo control.
«Se trata más bien de cómo equilibrar la ecología del cuerpo para que éste deje de ser un huésped favorable para el sobrecrecimiento de cándida», dice Salzarulo. «Cuando se mira de esa manera, entonces las posibilidades de éxito del tratamiento aumentan exponencialmente.»
El tratamiento natural, dice, es un cambio de estilo de vida, no sólo una solución rápida-pero es mejor que la medicación recetada: «Creo que los enfoques no holísticos tienen resultados muy pobres. En mi opinión, por eso acude tanta gente a mí por este problema»
Estos son algunos de los remedios naturales que recomienda Salzarulo:
1. Dormir. Mantener un sistema inmunológico sano implica descansar lo suficiente en un horario regular.
2. Comer más sano. Evitar los azúcares y carbohidratos refinados promoverá una recuperación más rápida de una infección, ya que los azúcares alimentan el crecimiento de la cándida. Abandone por completo el alcohol y las harinas blancas hasta que el cuerpo recupere su ecología interna. Añada grasas saludables como el aceite de pescado, la mantequilla cruda orgánica y el aceite de coco virgen extra, que reducen el crecimiento bacteriano. Aumente la ingesta de fibra con verduras de hoja verde oscura, que favorecen la función digestiva.
3. Muévase. El ejercicio aumenta los niveles de energía, la agudeza mental y la sensación de bienestar, y ayuda a combatir la fatiga causada por la cándida. Y aún mejor: El ejercicio aeróbico requiere grandes cantidades de oxígeno que matan de hambre a las células de la levadura y acaban con el crecimiento de la cándida. Correr, bailar, nadar y montar en bicicleta son buenas formas de ejercicio que ayudarán a limpiar su cuerpo del sobrecrecimiento de cándida.
4. Sea regular. Es posible que desee aumentar su número de movimientos intestinales. Sin la excreción, los microbios muertos permanecen estancados en el cuerpo, lo que hace imposible que los antifúngicos y probióticos hagan su trabajo, deteniendo el tratamiento por completo. Consumir fibra, magnesio y mucha agua, colocar compresas de aceite de ricino caliente en el abdomen y hacerse colónicos son algunas cosas que se pueden probar.
5. Añadir probióticos. Añadir probióticos -que están en el yogur, el kéfir, el miso y los productos de soja- a una dieta de limpieza de cándida aumentará las bacterias beneficiosas y combatirá la infección. Las bacterias buenas se alimentan de la levadura y devuelven al cuerpo un equilibrio de pH saludable. También existen cápsulas probióticas.
6. Añada antifúngicos más tarde. Después de haber incorporado estos otros consejos en su rutina de salud, es el momento de añadir antifúngicos naturales, como el pau d’arco, el aceite de orégano, el ácido cáprico (que se encuentra en el aceite de coco) y el ajo con recubrimiento entérico.
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