Shema
Shema, (hebreo: «Escucha»), la confesión de fe judía compuesta por tres textos de las Escrituras (Deuteronomio 6:4-9, 11:13-21; Números 15:37-41), que, junto con las oraciones apropiadas, forma parte integral de los servicios vespertinos y matutinos. El nombre deriva de la palabra inicial del versículo bíblico «Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es un solo Señor» (Deuteronomio 6:4). El momento de la recitación estaba determinado por los dos primeros textos: «cuando te acuestes y cuando te levantes». Los textos del Shema también se cantan en otros momentos de la liturgia judía. Los versos bíblicos inculcan el deber de aprender, estudiar y observar la Torá. Estos textos y sus oraciones correspondientes son, por tanto, sagrados para los judíos porque contienen una profesión de fe, una declaración de lealtad a la realeza y al reino de Dios, y una representación simbólica de la devoción total al estudio de la Torá. Sin embargo, como la meditación de la Torá «noche y día» era una imposibilidad práctica, el Shemá se convirtió en un sustituto del estudio de la Torá o, más exactamente, en el requisito mínimo para observar el precepto.
Siguiendo el ejemplo del erudito-mártir Rabí Akiba (siglo II ad), el Shemá ha sido pronunciado por los mártires judíos a lo largo de los tiempos como su profesión final de fe en el único Dios de la humanidad y su amor por él. Los judíos piadosos esperan morir con las palabras del Shema en sus labios.