Su robot cirujano lo verá ahora
Además de perfeccionar la técnica de sutura de STAR, Krieger está enseñando al robot otra habilidad: la eliminación de tumores3. Al igual que antes, Krieger y sus colegas utilizan marcadores infrarrojos, pero esta vez para señalar las zonas de tejido canceroso. A continuación, el robot extirpa estas partes de forma selectiva con la punta de un electrodo calentado. Las primeras pruebas realizadas en tejido porcino han demostrado que STAR puede eliminar tumores y cortar tejidos con la misma precisión que los cirujanos, una habilidad crucial porque dejar incluso unas pocas células tumorales podría permitir que el cáncer volviera a aparecer. «Hay que ser increíblemente preciso para no dejar ningún tumor ni cortar ningún tejido sano», afirma Krieger.
La reparación de válvulas cardíacas también pone a prueba el temple incluso de los cirujanos más experimentados, debido en parte al reto que supone colocar correctamente los instrumentos quirúrgicos en un espacio reducido. Esta dificultad llevó a Dupont y a su equipo a desarrollar un robot autónomo para esta tarea. La curva de aprendizaje para los ingenieros del proyecto fue pronunciada, dice Dupont. Para minimizar el riesgo quirúrgico, el pequeño robot del equipo tendría que completar su viaje preciso desde la base del corazón hasta la válvula defectuosa mientras el corazón de la persona estaba latiendo, lo que significa navegar por un entorno que está en constante y vigoroso movimiento.
El equipo dio al robot un mapa detallado de un corazón típico, incluyendo las ubicaciones de los vasos y válvulas específicas. El robot utiliza esta información como guía aproximada en cada procedimiento. Pero el dispositivo también es muy adaptable, ya que utiliza la información de los sensores táctiles y de visión incorporados para localizar las fugas de las válvulas en cada corazón. Para determinar su ubicación exacta, el robot da repetidos y suaves golpecitos en la pared del corazón, «como las cucarachas que dan golpecitos con sus antenas», dice Dupont. En ensayos con animales realizados este año, el robot navegó con éxito desde su punto de entrada hasta la zona de la válvula dañada el 95% de las veces4.
Una revolución lenta y constante
Los investigadores esperan que la cirugía autónoma ponga los procedimientos especializados al alcance de muchas más personas. En Estados Unidos, «la distribución de los cirujanos en todo el país no es uniforme», afirma la uróloga Kirsten Greene, de la Universidad de California en San Francisco. «Hay muchas zonas donde la gente no tiene acceso». Lo mismo ocurre en países de todo el mundo. La asistencia de un robot autónomo, señala, podría ayudar a cubrir algunas de esas lagunas en la experiencia quirúrgica. La tecnología también podría reducir el tiempo que tardan los aspirantes a cirujanos en aprender su oficio, dice Garg. Los robots podrían permitirles realizar procedimientos complejos con menos años de formación.
Los cirujanos robot aún no pueden ejecutar un procedimiento completo de principio a fin. «Dentro de una década, ciertos procedimientos habituales podrían automatizarse», afirma Garg. Por ejemplo, «las cirugías que tienen un volumen muy alto: la extracción de la vesícula biliar, la apendicectomía». Pero eso está todavía muy lejos, porque los cirujanos siguen siendo mucho mejores que los robots a la hora de sopesar su experiencia anterior para tomar decisiones quirúrgicas complejas, como qué hacer cuando un vaso sanguíneo está en un lugar diferente al esperado. «Cuando se necesita una comprensión contextual, ahí es donde los robots empiezan a flaquear muy rápidamente», afirma Garg. Lo más probable es que los dispositivos quirúrgicos autónomos se incorporen a la práctica clínica de forma gradual, al igual que características como el control de crucero y, más tarde, los sistemas de mantenimiento de carril se han abierto paso en los coches antes de la plena capacidad de autoconducción. Además de los asistentes robóticos bien establecidos, como Da Vinci, Krieger señala que los robots también se están utilizando para procedimientos como cortes de huesos y la administración de radiación para el tratamiento del cáncer.
Los robots autoguiados podrían construirse sobre herramientas quirúrgicas que algunos sistemas hospitalarios ya tienen, lo que podría ayudar a acelerar la automatización. Algunos de los diseños de Garg, por ejemplo, pueden acoplarse al sistema robótico Da Vinci, que se ha utilizado en más de seis millones de cirugías guiadas por humanos en todo el mundo. «Si tienes una plataforma robótica establecida», dice Dupont, «puedes ir añadiendo poco a poco estas capas de autonomía». Sin embargo, en cada paso, los investigadores tendrán que demostrar que sus dispositivos están listos para el uso clínico. Una cosa es unir trozos de carne dentro de un plato, o incluso en un animal en una mesa de operaciones, pero otra muy distinta es hacer lo mismo en personas, dice Garg: la tolerancia al fracaso es minúscula.
La posibilidad de una mayor automatización ya está planteando preguntas sobre cómo evolucionará el papel del cirujano si los robots inteligentes se encargan de las maniobras más complicadas. La mayoría de los profesionales del sector aún ven un lugar para los cirujanos, aunque tendrán que convertirse en gestores consumados, demostrando su habilidad no sólo en procedimientos específicos, sino en el uso de una serie de herramientas automatizadas para obtener el mejor resultado. «No creo que las personas queden obsoletas. Los haces pasar a un nivel superior en el que actúan más como directores de orquesta», afirma Hoyte. Garg está de acuerdo: «Para el panorama general, se necesita un humano en el control»
Ese es su plan por ahora, al menos. Pero si los robots cirujanos autónomos se despliegan a gran escala, podrían empezar a evolucionar de forma inesperada. Garg, por ejemplo, está desarrollando robots autodirigidos que aprenden de sus fracasos y de sus éxitos del mismo modo que las personas, reduciendo la ventaja humana. En última instancia, los robots podrían compartir la información obtenida en cientos de operaciones con todos los demás robots de una amplia red, lo que aumentaría su rendimiento. «Puedes conectar todos estos sistemas, de modo que si hay una anatomía inusual que se trata, ese conocimiento del caso estaría disponible en otro lugar», dice Dupont. Pero ese tipo de intercambio de inteligencia está todavía muy lejos. Por ahora, subraya Dupont, los robots autónomos están diseñados para ayudar a los cirujanos humanos, no para eclipsarlos. «Si tienes un sistema que puede llevar a los clínicos a esa curva de aprendizaje más rápido y ayudarles a hacer partes del procedimiento, ese va a ser el verdadero beneficio».