Superfruta: El Baobab

El baobab es un árbol duro y resiste a la sequía, al fuego y a las termitas; simplemente vuelven a crecer su corteza si es despojada. Cuando mueren, simplemente se pudren desde el interior y se derrumban de repente, dejando un montón de fibras. Tal vez los lugareños piensen que desaparecen como por arte de magia, dejando sólo un montón de fibras.

Dar es mejor que tomar

El baobab es conocido como el «árbol de la vida» en África, y con razón, ya que los diferentes elementos del árbol del baobab se pueden utilizar para un sinfín de aplicaciones que van desde fines medicinales y nutricionales hasta cuerdas y materiales para techos, apoyando las necesidades prácticas de cada día. Su nombre en latín es Adansonia digitata, en honor al botánico francés Michel Adanson (1727-1806), que llegó a la conclusión de que, de todos los árboles que estudió, el Baobab «es probablemente el más útil de todos». El propio Adanson es un testimonio de esta afirmación: consumía zumo de Baobab dos veces al día mientras vivía en África, y seguía convencido de que el Baobab mantenía su salud combativa.

Asombrosamente, todas las partes del árbol y del fruto pueden ser utilizadas de alguna manera. Los troncos suelen ser ahuecados por las personas que los utilizan como refugio, almacenamiento de grano o como depósitos de agua. Los troncos ahuecados pueden servir incluso como lugares de enterramiento. La corteza del árbol contiene una fibra que se utiliza para hacer redes de pesca, cuerdas, sacos, techos y ropa. Las hojas del baobab pueden utilizarse como verdura. El fruto y las semillas son muy valiosos. La pulpa del fruto del Baobab se puede mezclar con agua, haciendo una bebida de sabor similar a la limonada. Las semillas pueden tostarse o prensarse en frío para obtener un aceite de uso cosmético. Otros productos como jabón, collares, pegamento, caucho, medicinas y telas pueden producirse a partir de diferentes partes del árbol del Baobab.

Superfruta repleta de antioxidantes

Este árbol sagrado produce un fruto que madura en una cáscara dura que es grande y gruesa; similar a una batata, pero dura como la madera en el exterior. Dentro de estas vainas de Baobab hay semillas marrones rodeadas por lo que llamamos la pulpa de la fruta, que es un polvo de color pálido, naturalmente deshidratado. Dentro de la vaina también hay unos «pelos» fibrosos que mantienen los trozos de polvo en su sitio. La fruta del baobab recibe otros nombres, como «pan de mono» y «fruta del cremor tártaro». Aparte del «árbol de la vida», otros apodos para el Baobab incluyen «árbol al revés» (porque las ramas parecen las raíces de un árbol, sólo que al revés), «árbol botella» (por toda el agua que este árbol puede contener) y «árbol limonada».»

Históricamente, los antiguos egipcios utilizaban el Baobab para tratar fiebres, disentería y heridas sangrantes. Durante generaciones en África, el Baobab se suele administrar como calmante para los que tienen fiebre, pero también se utiliza para combatir la diarrea, la disentería, la viruela y el sarampión. Las mujeres embarazadas de Gambia lo utilizan como una importante fuente de calcio. Además, los pastores de África utilizaban los ácidos cítrico y tartárico de la pulpa como agentes para cuajar la leche.

Los beneficios nutricionales del consumo del polvo del fruto del Baobab, medidos gramo a gramo, son asombrosos: 2,5 veces más antioxidantes que las granadas, más antioxidantes que los de las bayas de acai, los arándanos, los arándanos rojos o la mayoría de las otras frutas. El consumo diario de antioxidantes frena el daño oxidativo que proviene de las toxinas de nuestro entorno, de los alimentos o del agua, o del estrés al que nos enfrentamos. Combatir el daño oxidativo con antioxidantes es importante para nuestros órganos vitales, incluida la piel. El fruto del baobab también tiene un alto contenido en vitamina C, que es un antioxidante que desempeña un papel importante en la protección de las células y en el mantenimiento de la salud del organismo. De gramo en gramo, el baobab contiene más vitamina C que el kiwi, la fresa, la naranja o el pomelo. Además, tiene más potasio que los plátanos o los albaricoques, más calcio que la leche y más fibra que las manzanas.

Además, las semillas de Baobab se extraen y se prensan en frío en forma de aceite para aplicaciones cosméticas, aportando nutrientes de forma tópica a la piel. En powbab, utilizamos el aceite de baobab 100 por ciento orgánico y prensado en frío como sustituto de lociones, crema hidratante nocturna, acondicionador para el cabello o mezclado con otros productos de cuidado corporal para una mayor hidratación.

Cómo comer Baobab

La pulpa cruda del Baobab es ligeramente ácida con un sabor cítrico muy ligero. La pulpa cruda de Baobab se puede añadir a la cocina diaria y es una fruta versátil que puede «esconderse» en las recetas de comida favoritas, añadiendo el beneficio de los superalimentos. El polvo de Baobab natural se puede añadir fácilmente a los batidos, a la avena, al yogur, a los productos horneados, incluyendo tortitas, pan, galletas y muchas otras recetas. El baobab puede utilizarse como sustituto del cremor tártaro, como espesante en mermeladas y salsas, o como adición de sabor ácido a las salsas picantes.