Marcel Marceau
El internacionalmente célebre mimo Marcel Marceau se convirtió en el undécimo galardonado con la Medalla Wallenberg el 30 de abril de 2001. El Auditorio Rackham se llenó de gente esa noche.
«Este año, la persona elegida para recibir la Medalla Wallenberg se diferencia de todos los medallistas anteriores en que es famosa en todo el mundo», dijo la profesora emérita de la Universidad de Michigan Irene Butter en su introducción. «Sin embargo, no es muy conocido por su humanitarismo y sus actos de valor, por los que le honramos esta noche».
Muchos de los que se enteraron de que Marceau iba a recibir la Medalla Wallenberg tenían dos preguntas, dijo Butter. Primero, ¿podía un mimo dar una conferencia? En segundo lugar, ¿qué había hecho para merecer el honor? Butter respondió a la primera pregunta citando a Marceau: «Nunca hagas hablar a un mimo, porque no parará». En cuanto a la segunda pregunta, continuó Butter: «Desconocido por la mayoría, Marcel Marceau experimentó a principios de su vida algunas de las tragedias de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, hasta hace poco, no hablaba de esas experiencias bélicas, experiencias que le llevaron a arriesgar su vida en nombre de los demás»
El silencio de Marceau no era sorprendente, según Butter, ella misma superviviente del Holocausto. «Muchos, si no la mayoría, de los supervivientes del Holocausto no pudieron hablar de ello durante casi medio siglo», dijo. «Marcel Marceau es conocido como el Maestro del Silencio; puede que le resultara especialmente difícil romper el silencio sobre este trágico periodo de su vida», dijo Butter. Sin embargo, a pesar de su reticencia pública sobre sus primeros años de vida, Marceau había pasado más de media vida tratando de expresar el momento trágico a través de su arte.
En 1939, a los judíos de Estrasburgo, Francia, donde vivía la familia de Marceau, se les dio dos horas para empacar sus pertenencias para ser transportados al suroeste de Francia. Marcel, que entonces tenía quince años, huyó con su hermano mayor Alain a Limoges, donde se unieron a la resistencia. Marcel cambió las edades en los documentos de identidad de decenas de jóvenes franceses, tanto judíos como gentiles. Quería que parecieran demasiado jóvenes para ser enviados a campos de trabajo o, en el caso de los niños no judíos, para ser enviados a trabajar en fábricas alemanas para el ejército alemán. Marceau también adoptó diferentes poses, incluida la de líder de los Boy Scouts, cuando puso su vida en riesgo para pasar de contrabando a niños judíos y a los hijos de los miembros de la resistencia a través de la frontera con Suiza.
En su conferencia, dijo que para ello se había apoyado en sus dotes de actor. En 1944, siendo miembro de la Resistencia en París, Marceau fue escondido por un primo. Éste estaba convencido de que, si Marceau sobrevivía a la guerra, haría una importante contribución al teatro. El padre de Marceau, carnicero, murió en Auschwitz. «Si lloro por mi padre», dijo Marceau, «tengo que llorar por los millones de personas que murieron». «Tengo que llevar esperanza a la gente», recordaba Marceau que pensaba después de la guerra. Había planeado convertirse en artista, pero en su lugar decidió que quería «hacer teatro sin hablar». Comenzó a estudiar con el gran maestro del mimo Etienne Decroux. En 1947, Marceau creó a Bip, el payaso del jersey de rayas y el maltrecho sombrero de ópera, que se ha convertido en su alter ego.
En su conferencia, Marceau habló de su pieza «Bip recuerda», en la que Bip sale de su personaje por primera vez, para convertirse en «humanidad». Ola tras ola de personas son asesinadas, hasta que la última ola es testigo de la iluminación. «Recen para que este milenio sea menos cruel que el siglo XX», dijo Marceau. Marcel Marceau cerró su charla con su don de la mímica. Vestido de mufti, volvió a su mundo de silencio, arrastrando al público y terminando la velada con la visión del vuelo de una mariposa que alaba hacia la libertad.
Marcel Marceau falleció el 22 de septiembre de 2007.