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Pie de Charcot

El pie de Charcot es una enfermedad progresiva que implica el debilitamiento gradual de los huesos, las articulaciones y los tejidos blandos del pie o del tobillo. El pie de Charcot es una complicación grave de la diabetes y está causado por una neuropatía periférica (daño nervioso) en la que el pie o el tobillo de la persona se vuelve insensible (insensibilidad al dolor). Se cree que la afección está causada por una lesión repetitiva, normalmente una serie de microtraumatismos de los que una persona puede ser mínima o incluso completamente inconsciente.

A medida que el pie de Charcot progresa, los huesos pueden debilitarse tanto que se fracturan. Las articulaciones pueden dislocarse en el pie o el tobillo. Con el traumatismo y la degeneración repetitivos, las articulaciones del pie pueden acabar colapsándose, lo que hace que el pie se deforme y adopte una forma anormal, como la de un fondo de balancín. La deformidad puede provocar llagas y úlceras en el pie, infección ósea (osteomielitis) y, si no se trata de forma agresiva, amputación.

Aunque se ha considerado que el pie de Charcot es una enfermedad rara, su verdadera prevalencia puede estar subestimada debido a un diagnóstico erróneo o tardío. Además, la incidencia del pie de Charcot puede estar aumentando al ritmo de la epidemia de nuevos casos de diabetes en Estados Unidos y en todo el mundo. Debido a su impacto potencialmente devastador, las personas con diabetes deben tomar medidas preventivas y buscar atención inmediata si aparecen los síntomas, preferiblemente en un programa multidisciplinar con excelencia en cirugía vascular y atención podológica. El diagnóstico y el tratamiento tempranos son fundamentales para evitar la rápida progresión hacia la deformación permanente del pie y sus complicaciones asociadas.

Otros nombres

  • Pie y tobillo de Charcot
  • Artropatía de Charcot (La artropatía es una enfermedad de las articulaciones)
  • Neuropatía de Charcot.Artropatía de Charcot (CN)

Causas y curso clínico

El pie de Charcot puede desarrollarse cuando una persona se esguince o se rompe un hueso del pie o del tobillo y la lesión no se trata debido a la falta de sensibilidad causada por la neuropatía periférica. La persona sigue caminando sobre el pie roto, lo que provoca un traumatismo en el hueso. Como parte de la reacción natural del cuerpo ante el traumatismo, el hueso comienza a perder calcio y otros materiales que mantienen los huesos fuertes.

Con el tiempo, la pérdida de hueso provoca cambios en la estructura del pie y zonas del pie se colapsan. Cuando el colapso se produce en la parte media del pie, se redondea la parte inferior del pie en la llamada deformidad del pie de balancín. Dependiendo de la localización de la rotura ósea, los dedos pueden empezar a curvarse hacia abajo como garras o el tobillo puede quedar deformado e inestable. Los bordes afilados del hueso pueden ejercer presión sobre la piel, creando el riesgo de que se produzcan llagas cutáneas crónicas. El resultado final -una combinación de desintegración ósea y traumatismo- es el pie de Charcot.

La artropatía de Charcot (enfermedad de las articulaciones) puede afectar a cualquier parte del pie y del tobillo, incluyendo el mediopié, el retropié, el tobillo, el talón y el antepié. Pueden verse afectadas múltiples regiones. Las fracturas y dislocaciones suelen afectar a varios huesos y articulaciones, con amplia fragmentación y deformidad.

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En el pie de Charcot, las articulaciones del pie se colapsan y el pie acaba deformándose.

Síntomas

Los síntomas del pie de Charcot pueden incluir:

  • Un pie caliente al tacto y notablemente más caliente que el pie opuesto
  • Enrojecimiento
  • Hinchazón
  • Dolor o molestia
  • Algunas articulaciones de Charcot, como la del tobillo, pueden cicatrizar con tejido fibroso y esto puede dar lugar a una gran inestabilidad («pie flojo») que puede predisponer a la persona a padecer úlceras en el pie y puede ser difícil de sostener con ortesis.

    Diagnóstico

    El diagnóstico temprano del pie de Charcot es importante para detener el deterioro de la estructura del pie. Se realizará una historia clínica detallada y se examinará el pie y el tobillo en busca de los signos clásicos del pie de Charcot. También se pueden solicitar radiografías y otros estudios de imagen, así como pruebas de laboratorio.

    Tratamiento no quirúrgico

    El tratamiento no quirúrgico del pie de Charcot consiste en:

    • Inmovilización. Debido a que el pie y el tobillo son tan frágiles durante la etapa inicial de Charcot, deben ser protegidos para que los huesos debilitados puedan repararse por sí mismos. Es necesario no soportar ningún peso para evitar que el pie siga colapsando. El paciente no podrá caminar con el pie afectado hasta que el cirujano determine que es seguro hacerlo. Durante este periodo, el paciente puede llevar una escayola, una bota extraíble o una férula, y puede tener que utilizar muletas o una silla de ruedas. Los huesos pueden tardar varios meses en curarse, aunque en algunos pacientes puede tardar bastante más.
    • Zapatos y ortesis personalizados. Es posible que se necesiten zapatos con plantillas especiales después de que los huesos se hayan curado para que el paciente pueda volver a realizar sus actividades diarias, además de ayudar a prevenir la reaparición del pie de Charcot, el desarrollo de úlceras y la posible amputación. En los casos con una deformidad importante, también es necesario el uso de ortesis.
    • Modificación de la actividad. Puede ser necesaria una modificación del nivel de actividad para evitar el traumatismo repetitivo en ambos pies. Un paciente con Charcot en un pie tiene más probabilidades de desarrollarlo en el otro, por lo que deben tomarse medidas para proteger ambos pies.
      • Cirugía

        En algunos casos, la deformidad de Charcot puede llegar a ser lo suficientemente grave como para que sea necesaria la cirugía. Las opciones quirúrgicas pueden incluir la osteotomía de realineación y la fusión (corrección de la deformidad), o la ostectomía (eliminación de la prominencia ósea que podría causar una úlcera).

        Cuidados preventivos

        El paciente puede desempeñar un papel vital en la prevención del pie de Charcot y sus complicaciones siguiendo las siguientes medidas:

        • Mantener los niveles de azúcar en sangre bajo control puede ayudar a reducir la progresión del daño nervioso en los pies.
        • Realizar revisiones periódicas con un cirujano de pie y tobillo.
        • Revise ambos pies todos los días y acuda a un cirujano inmediatamente si nota signos de pie de Charcot.
        • Tenga cuidado de evitar lesiones, como golpes en el pie o un programa de ejercicios excesivo.
        • Siga las instrucciones del cirujano para el tratamiento a largo plazo para evitar recidivas, úlceras y amputación.
          • Por favor, no deje que el pie de Charcot se convierta en un problema.

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