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¿Podrían los hongos ser la cura del cáncer?

Contemplen el poderoso hongo. Este misterioso hongo, que no es ni una planta ni un animal, es una clase, o un reino, propio y ha fascinado a las culturas de todo el mundo durante siglos. Pero, aunque son un sabroso relleno para tortillas, ¿la verdadera magia de las setas no reside en su sabor, sino en su potencial para combatir uno de nuestros mayores asesinos: el cáncer?

Los antiguos egipcios creían que comer setas daba larga vida. Aunque su método científico quizá no era del todo sólido, los científicos modernos que investigan las propiedades medicinales de este organismo están empezando a producir algunos resultados fascinantes. Hay miles de especies de hongos que crecen en la naturaleza, pero la mayoría de los estudios se han centrado en tres variedades principales: el reishi, el maitake y el shiitake.

El reishi, también conocido como ganoderma, se utiliza en la medicina china desde hace 2.000 años y numerosos estudios han investigado sus cacareadas propiedades anticancerígenas e inmunológicas. En un artículo publicado el año pasado en la revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), un equipo de científicos relacionó su uso con la muerte de células cancerosas. El equipo, del centro de investigación taiwanés Academia Sinica, descubrió que los polisacáridos F3, un tipo de molécula de hidratos de carbono presente en las setas reishi, pueden inducir a los anticuerpos a reconocer y eliminar antígenos asociados a tumores o células cancerosas.

Se cree que las setas maitake tienen cualidades similares. En un ensayo en humanos, llevado a cabo por el Centro Oncológico Memorial Sloan-Kettering en 2009, se demostró que el maitake estimula el sistema inmunitario de las pacientes con cáncer de mama. La investigación in vitro de laboratorio realizada por Sensuke Konno, profesor asociado de urología en el New York Medical College, descubrió que concentraciones no tóxicas de las «fracciones» GD o PL que se encuentran en las setas maitake, cuando se combinan con vitamina C, no sólo reducen el crecimiento de las células de cáncer de vejiga en un 90% en 72 horas, sino que también son muy eficaces para matarlas.

Pero quizás la más conocida de todas las setas medicinales es la shiitake. No sólo es un ingrediente delicioso, sino que también es famoso por su compuesto lentinan. Varios trabajos han descubierto que el polisacárido podría ayudar a aumentar la tasa de supervivencia de los pacientes con cáncer, incluida la investigación realizada por un equipo de científicos de la Universidad de Harbin (China) en 2008, que descubrió que el lentinan era «beneficioso en términos de aumento de la duración media de la supervivencia, la necrosis tumoral y la reducción de la tasa de recurrencia».

El extracto de shiitake Active Hexose Correlated Compound (AHCC) es la segunda forma de medicina alternativa más popular utilizada por los pacientes con cáncer en Japón – Agaricus subrufescens, otro hongo, es la primera. Un estudio realizado en 2011 por investigadores de Texas descubrió que el AHCC también puede ser eficaz para proteger el cuerpo contra los virus y las infecciones, incluida la gripe.

Setas a la venta en una tienda de hierbas medicinales en China
Setas a la venta en una tienda de hierbas medicinales en China. Fotografía: Prisma Bildagentur AG/Alamy

«Estos hongos tienen atributos que no se pueden sintetizar, porque las moléculas suelen ser demasiado complejas», dice el experto en plantas medicinales Chris Kilham. Considera que el valor inmunológico de muchos de estos hongos es «críticamente importante», y sólo la punta del iceberg en cuanto a los posibles beneficios para la salud. Se queja de que muchos médicos aún desconocen su potencial en la medicina moderna.

Pero aunque el polisacárido K -un extracto proteico del hongo Trametes versicolor, o cola de pavo- ya se utiliza para reforzar el sistema inmunitario de los pacientes con cáncer en algunos países, entre ellos Japón, la investigación sobre todos los hongos aún está en pañales y se necesitan más ensayos. Y antes de que empiece a hacer de un salteado de shiitake uno de sus cinco al día, la Dra. Kat Arney, de Cancer Research UK, advierte que no hay que sacar conclusiones precipitadas basadas en pruebas obtenidas mediante experimentos de laboratorio.

El problema, explica, es que muchas cosas pueden matar las células en un laboratorio, no sólo los extractos de hongos. Ya sea la lejía o dejar la puerta de la incubadora abierta, puede haber muchas razones para los resultados positivos. No significa que todos sean tratamientos para el cáncer.

«Cuando se trata de algo como la comida, la gente se emociona mucho y dice: ‘¿Significa que si como suficientes cosas de estas, tendrá este efecto en mí?», dice. «En realidad no funciona así porque no se sabe la dosis, no se sabe si al comer algo es biodisponible, es decir, si puede llegar desde el interior de la barriga al torrente sanguíneo y al tumor en una dosis que sea realmente relevante. Ese es el problema»

Comer demasiados hongos podría incluso dañar la salud debido a la compleja mezcla de sustancias químicas de los hongos. Arney añade: «Cuando la gente empieza a comer montones y montones de una cosa, no es necesariamente del todo benigno».

Las afirmaciones de los científicos rusos de que el hongo chaga, un tipo de hongo que crece en los abedules, puede ayudar a tratar a los pacientes con VIH, también deben tomarse con precaución. Los investigadores del Instituto Vector de Siberia declararon en 2013 que el chaga tenía el potencial de convertirse en un medicamento antiviral que podría proteger contra el virus, así como contra la gripe y la viruela. Pero el National Aids Trust del Reino Unido sigue siendo escéptico. Yusef Azad, director de políticas y campañas, afirma que las audaces afirmaciones del instituto podrían dar falsas esperanzas y desviar la atención de los verdaderos problemas relacionados con el VIH.

Por supuesto, muchos medicamentos útiles se derivan originalmente de productos naturales como las plantas: la aspirina es el ejemplo clásico, mientras que el fármaco de quimioterapia taxol procede del tejo. La clave, dice Arney, es averiguar cuáles son las sustancias químicas útiles de estos hongos. Pero hasta que no se lleven a cabo amplios ensayos clínicos, se desconocen los beneficios tangibles del uso de hongos medicinales para proteger y tratar enfermedades. Como dice Arney: «Los hongos se parecen más a un cofre del tesoro que hay que abrir, que a la cura del cáncer.»

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