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Teísmo agnóstico

El teísmo agnóstico es la creencia pero sin conocimiento, como se muestra en morado y azul (ver Epistemología).

Hay numerosas creencias que pueden incluirse en el teísmo agnóstico, como el fideísmo, la doctrina de que el conocimiento depende de la fe o la revelación; no todos los teístas agnósticos son fideístas. Dado que el agnosticismo es, en el sentido filosófico y no religioso, una posición sobre el conocimiento y no prohíbe la creencia en una deidad, es compatible con la mayoría de las posiciones teístas.

La comprensión filosófica clásica del conocimiento es que éste es una creencia verdadera justificada. El fundador de la logoterapia, Viktor Frankl, puede haber ejemplificado bien esta definición. Seidner amplía este ejemplo y subraya la caracterización de Frankl del inconsciente. El teísmo agnóstico podría interpretarse como una admisión de que no es posible justificar la creencia en un dios lo suficiente como para considerarla conocida. Esto puede deberse a que consideran que la fe es un requisito de su religión, o a la influencia de la crítica científica o filosófica que parece plausible.

Los agnósticos cristianos practican una forma distinta de agnosticismo que se aplica sólo a las propiedades de Dios. Sostienen que es difícil o imposible estar seguros de algo más allá de los principios básicos de la fe cristiana. Creen que Dios existe, que Jesús tiene una relación especial con él y que es de alguna manera divino, y que Dios debe ser adorado. Este sistema de creencias tiene profundas raíces en el judaísmo y en los primeros tiempos de la Iglesia.

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